Hiram Ruvalcaba

1581

El autor Hiram Ruvalcaba, oriundo de Zapotlán el Grande (1988), pone luz sobre las zonas oscuras del alma humana, como la violencia, eje central de la compilación de textos ganadores del Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2018.

Heraldos de la noche, es el título de la compilación de diez cuentos que ingresó y ganó dicho premio, convocado por las secretarías de cultura del gobierno de la república y del estado de Colima, el cual será publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro. La fecha aún se desconoce, aunque el autor estima que será este año.

Ruvalcaba estudió Ingeniería Ambiental y Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Ha sido ganador de los Juegos Florales Zapotlán el Grande 2011, Juegos Florales Lagos de Moreno 2016 y Premio Nacional de Narrativa Mariano Azuela 2016. Ha publicado los libros El espectador y Me negarás tres veces, ambos publicados por la editorial Puertaabierta.

Desde hace más de quince años escribe historias y considera como maestros a los escritores César Anguiano, Eduardo Antonio Parra y Hugo Gutiérrez Vega.

Háblanos de tu libro…
Tengo una postura estética hacia la realidad que es un poco de denuncia, no quiero decir que soy panfletario, simplemente el tema que me conmueve es la violencia, expresada desde la realidad del crimen organizado, que todos hemos estado horrorizados por lo que ha ocurrido… También las otras violencias que no son tan evidentes. Por ejemplo, la violencia que existe en las relaciones humanas, desde pareja hasta familiares.

No sé por qué me llama tanto la atención, en realidad no soy depresivo, ni tan negativo, más bien la gente que me conoce tiende a decir que soy muy dicharachero y burlesco, pero son temas fascinantes, porque están presentes y uno puede decidir ignorarlos. Soy un escritor rural. Me interesan mucho las rancherías. Toda mi obra se ubica en un espacio geográfico que se llama Tlayolan, es el nombre antiguo de Zapotlán el Grande.

¿Abordas otra variante temática?
La pérdida. Por ejemplo, últimamente escribo sobre niños y las cosas terribles que les pueden ocurrir. Hay un cuento denominado “Los nombres del mar”, que trata sobre un hombre que pierde a su sobrino en Miramar y nunca lo encuentra. Si te fijas no es exactamente violencia, pero son situaciones límite que llevan a los personajes a una transformación.

Yo me perdí cuando tenía cinco años en el mar; mi papá se distrajo y me le perdí, me encontró, pero me acuerdo de esa caminata por todo Miramar, de orilla a orilla; llegué quemadísimo; la gente que me veía decía: mira ese niño, parece que está perdido, pero no me ayudaban y experimenté toda esa desesperación y soledad.

¿Cuáles son tus inspiraciones?
No creo mucho en la inspiración. Aprendí que para un escritor hay dos cosas que son sumamente importantes, una es la lectura y otra la observación. Si logras observar y leer no sólo con frecuencia, sino que lo conviertas en un hábito, vas avanzar más en tu obra.

Uno de los cuentos se llama “Una raza violenta”, trata sobre un cuate que ve que su perro empieza a vomitar en la sala, y se acerca para darle unos fajazos, y entre la vomitada está la mano de un bebé.

Surgió porque yo y mi pareja Alejandra, tenemos dos animalitos. Un gato que se llama Kalúa, muy bonito, y un perrito rescatado, que se llama Valentina, y ésta come mucho de la basura, entonces, un día llegó a casa y empezó a vomitarse por toda la casa; yo estaba limpiando también y me imaginé: ¿un perro más grande, qué no se comerá en la basura? Porque hay cuerpos en la basura y hay un montón de cosas.

¿Cuáles son tus aspiraciones?
Consolidarme como cuentista a futuro. Que cuando se hable del cuento jalisciense esté el nombre de Hiram Ruvalcaba. Esto no es poca cosa, porque Jalisco tiene grandes maestros del cuento: Juan Rulfo y Juan José Arreola, por mencionar algunos.

Artículo anteriorEnsamble de Trompetas Simón Bolívar
Artículo siguienteAcuerdo No. RG/18/2018 / Convocatoria Bases para el Programa de fortalecimiento de invenciones en la Universidad de Guadalajara, 2018-2019