Hagan algo por favor

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    Pregunta del millón doscientos treinta y tres mil quinientos cincuenta y cuatro: ¿Con qué permiso un fulano que tiene como apodo el “Chucky” cobra por estacionarse en los espacios de Escorza y Avenida Vallarta que quedan libres después por la noche.
    El pasado sábado por la noche me estacioné en un espacio libre por la calle de Escorza y en cuanto me ve, se acerca, dice que no me puedo estacionar. El pretexto: que regresará el dueño de ese cajón de estacionamiento. Por favor, son las 11 de la noche del día sábado. No le hago caso y me estaciono. Me pregunta que a dónde voy, si al bar o a los hot dogs de Morelos. Estoy grandecito como para rendir cuentas ¿no? Me dice que él está ahí hasta las 4 de la mañana y que pues nada más le ayude con 20 pesos por cuidarlo. Achis, achis. 20 pesos por un espacio que está frente a un edificio público que se sostiene con dinero federal y estatal. Y todavía esta persona cobra por ¿cuántos espacios hay en esa calle? ¿Unos 25? Hagamos cuentas, 20 por 25. Cinco por cero: cero. Cinco por dos: diez. Dos por cero: cero. Dos por dos: cuatro. Sumamos. Cero. Cero. Cuatro más uno: cinco. Resultado: 500 pesos. No, pues yo también quiero hacerme franelero. La franela la consigo con el vendedor del crucero y el apodo ¿cuál será? Eso lo dejo para después.
    En serio, no es justo. Hagan algo, por favor. Será un trabajo digno, pero por qué lucrar con espacios públicos. Ya pagué con mis impuestos para que se dé mantenimiento a las calles de la ciudad, por seguridad, por alumbrado. Ahora ¿pagarle a otro para que cuide mi auto? Y además lucra con espacios que en el día son usados por universitarios. La neta no se vale. ¿Habrá quién le ponga el alto? Está bien que trabaje, pero que cobre en otro lado, no en espacios universitarios y libres. Porque falta mencionar, y no porque me haya pasado —toco madera—, sino por otros conocidos, quienes no le han dado sus veinte pesotes, y cuando regresan a estacionarse ahí, el Chucky o les raya el auto o poncha llantas. Se los dejo al costo.
    Espero no hagan oídos sordos a mi carta los responsables de vigilar el edificio de la Universidad.

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