Gamoneda un poeta tardío

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Hay en la obra de Antonio Gamoneda una forma de pronunciar las palabras que es peculiar y que lo distingue, y “que consiste en una frase larga, que se escapa a las medidas convencionales del metro castellano, pero que tampoco va por el camino de la prosa común y corriente”, dice Luis Vicente de Aguinaga, encargado de presentar al poeta español, quien dictará la conferencia magistral “Función y pensamiento poéticos en la narrativa de Cortázar”, en la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar.

“En ese fraseo largo de Gamoneda, hay también lugar para interrupciones brutas, para cortes repentinos, que la vuelven, en cierta forma, un poco espasmódica, como si la respiración de quien está emitiendo esas palabras se alterara”, añade el también poeta.

A Gamoneda hay quienes lo consideran como el mayor poeta vivo de la lengua española. Es autor de cuarenta y siete libros poéticos (unitarios, en colaboración con artistas y antologías), traducidos, en parte principal,  al menos a dieciocho lenguas. También es autor de dos libros de narrativa, doce de ensayo (sobre arte y literatura, principalmente), cinco audio o audiovisuales y cinco obras con compositores musicales.

“Es uno de los más destacados poetas en lengua española de nuestros días. Si bien Gamoneda publicó algunos libros en la década de los cincuenta, en realidad es un poeta relativamente tardío en comparación con sus contemporáneos, sólo se le prestó la debida atención a final de los años ochenta, cuando ya había publicado por lo menos dos libros importantes”.

Acerca de la influencia que Antonio Gamoneda pudiera tener en poetas jóvenes —incluido él mismo—, Vicente de Aguinaga afirma que en México y en el medio literario de Guadalajara existen poetas como Luis Alberto Navarro, Víctor Ortiz Partida, Ernesto Lumbreras o Álvaro Luquín que en algún momento han dejado ver esa sensibilidad particular por la poesía de Gamoneda.

“Yo mismo no sé qué tanta influencia pueda verificarse en mis propios poemas, pero no me sorprendería que la hubiera, ya que se trata de un poeta que me importa enormemente y que tengo muchos años leyendo y admirando”.

En la particular concepción que el escritor tapatío tiene sobre la obra de Antonio Gamoneda, sobresale la idea de que al leerlo desprevenidamente genera la impresión de ser un visionario, una especie de profeta delirante que mira y expresa el porvenir. “Pero conforme lo leemos nos damos cuenta de que no está hablando del futuro, sino del pasado, de su niñez, de la figura de su madre, de las ciudades en que vivió, sobre todo la que terminó siendo su ciudad, León, España”.

Sobre las voces que se refieren a Gamoneda como un poeta crítico y contestatario, Aguinaga argumenta: “En los años sesenta y setenta Gamoneda fue un poeta más explícitamente asociado a la literatura realista y a la denuncia política, eso probablemente haya hecho que algunos críticos vieran en él una fuerte personalidad contestataria, pero lo interesante es que el poeta entiende que la poesía por sí sola es contestataria, es decir que no existen poetas contestatarios, lo son, en la media que están interrogando la legitimidad de los fundamentos mismos del habla, de la lengua”.

En vísperas de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, reflexiona sobre el impacto de la poesía en la conciencia de las masas.

“La poesía es incompatible con el fenómeno del espectáculo, no puede trasladarse al ámbito del espectáculo sin desnaturalizarse, esto significa que no hay poesía para muchos. Esto no significa que la poesía sea antisocial sino que se remite a la raíz más extrema de lo social, que es una relación de habla entre una persona y otra”.

SALÓN DE LA POESÍA
Antonio Gamoneda. Sábado 26 de noviembre 17:30 horas.  Expo Guadalajara, planta alta.

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