Fuertes frente a Estados Unidos

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    El aumento del dólar y las nuevas políticas en materia de exportaciones tomadas por el gobierno de Estados Unidos, son los principales desafíos que la avicultura enfrenta en los Altos de Jalisco, región que aporta el 57 por ciento del huevo que se consume en México.

    Sin embargo, según Alberto Taylor Precido, jefe del Departamento de Ciencias Pecuarias y Agrícolas del Centro Universitario de los Altos, la avicultura alteña está preparada para este y otros desafíos.

    “La zona de los Altos Sur y Norte es primer lugar en huevo a nivel México. Es un polo que representa el 50 por ciento de la producción nacional. Considerando que los alteños son muy visionarios, esta avicultura se ha fortalecido. Actualmente ya son los nietos de los fundadores los que están tomando los cargos directivos en las empresas familiares, lo cual es un logro. Aquí a pesar de ser una región de tierras flacas, el empresario alteño ha logrado generar tecnología que garantiza granos y cereales para el ganado o los pollos”.

    A diferencia de 2012, cuando la amenaza salió de adentro —un virus que provocó la muerte de 22 millones de aves— ahora en 2017 los retos parecen venir del exterior. El tipo de cambio afecta, pues muchos insumos, como la soya, son importados y la industria avícola es la que ha absorbido el impacto del incremento. Y como ha pasado con otros productos del campo mexicano, Estados Unidos ha elevado el listón para hacer cada vez más complicado que entren a su país.

    “Estados Unidos ha pasado y sigue en una crisis de precio. El país vecino tiene un mecanismo de compensación, si el huevo le sobra, o cualquier producto, lo exporta a bajo precio. Le permite tener mejor condiciones en su mercado local. Hemos tenido presencia de huevo estadounidense de menor calidad y menor precio. ¿Y porque de menor calidad? Pues porque el huevo en Estados Unidos se lava y se refrigera. El mercado mexicano no está preparado para la cadena de frío. Por lo tanto lo sacas del refrigerador, y lo pones en el anaquel, en la tiendita, y empieza a perecer. Pero eso no lo podemos controlar, porque no hay una identificación de cada huevo”, explica José Cornejo Dávila, Director de la Asociación de Avicultores de Tepatitlán.

    Cornejo Dávila dice que las autoridades también están trabajando para poder identificar el seguimiento y la trazabilidad de los productos alimenticios, y ese es otro de los desafíos para los que el sector debe prepararse.

    “Hay un cierre en las fronteras, está desde hace años, por el tema de sanidad animal. Esas políticas, cuando exportas o intentas exportar a otro país, como lo que le pasó al aguacate o lo que le pasó al atún, son temas muy complicados donde el país que recibe pone cualquier condición, porque es soberano”, añade Cornejo.

    Una industria pujante
    Desde los años cuarenta, el sector avícola se ha ido robusteciendo gracias al modelo de empresas familiares, y eso ha sido precisamente lo que las ha sacado adelante, al grado de que hoy crean 900 mil empleos, entre directos o indirectos. Es decir, de esta actividad depende en buena parte la economía regional, explica el doctor Alberto Taylor.

    La derrama económica beneficia no sólo a los avicultores, sino a los productores de grano, a los representantes de laboratorios, los constructores de casetas, luz, electricidad y agua. Recordó que tanto es el impacto de la industria alteña, que un tepatitlense, César de Anda Molina, es el presidente de la Comisión Mundial del Huevo, que tiene sede en Londres Inglaterra.

    Buscando nuevos mercados
    Ante las complicaciones en Estados Unidos, los avicultores alteños no se han cruzado de brazos y ya buscan nuevos mercados, con la intención de colocar el huevo jalisciense.

    “Vemos una situación complicada para poder exportar. Estamos trabajando en eso, estamos trabajando con otros países, tratando de llegar a otros mercados”, señala José Cornejo Dávila.

    Uno de estos nuevos mercados es la comunidad árabe. “Ha habido estudios para poder trabajar en la certificación Halal, que es para el mercado musulmán, estamos pensando poder llegar allá, tanto en el norte de África como Medio Oriente”.

    En cuanto a Europa, Cornejo Dávila dice que es muy complicado, porque la situación económica es muy distinta a la del resto del mundo. “La mayor parte de los países europeos tienen economía muy desarrollada y pueden pagar un producto diferenciado, obviamente a mayor precio, ellos tienen mucho el tema del producto libre de estrés y todas estas cosas difíciles de adoptar en un país en desarrollo, porque aquí vamos por precio”.

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