Fuera las manos del gasto social

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En el discurso político mexicano siempre está explícito el interés por reducir la brecha de desigualdad, brindando una mayor cobertura y mejor calidad en los servicios de educación y salud pública; sin embargo, la realidad es otra, porque año con año en los ajustes presupuestales estos sectores son los herederos de la situación económica por la que atraviesa el país. Son los primeros en la lista a los que se les recorta el presupuesto, ocasionando el desamparo de miles de personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.

No existe fórmula única de utilizar los recursos públicos. De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), 22.5 millones de personas viven con rezago educativo y 25.3 millones padecen carencia por la falta de acceso a los servicios de salud. El sector educativo y los servicios de salud tienen un papel preponderante en México. La Constitución que rige a nuestro país determina que la educación y la salud son un derecho al que tienen acceso todos los mexicanos sin importar su lugar de origen y situación socioeconómica.

La educación, tal como lo mencionaba Paulo Freire, “No cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo. La educación es un proceso pedagógico que permite dotar de herramientas a quienes acceden al conocimiento ante un mundo cada vez más complejo e incierto. La educación es una de las partes más influyentes para el avance y progreso de las sociedades y países. Las oportunidades que otorga la educación pública es de carácter productivo, social y político.”

También el Hospital Civil forma parte elemental del sistema de salud pública en el Occidente del país. A él acuden miles de personas del interior de Jalisco y de los estados colindantes, y la falta de este servicio público a un sector de la población tan vulnerable como lo son aquellos que asisten, desgasta su bienestar humano. Poseer un buen estado de salud es fundamental para desarrollar otras capacidades esenciales del individuo. El presupuesto que se destinaba para nuestro Hospital Civil era ya insuficiente para solventar la demanda de pacientes; hoy, con más recortes al presupuesto, el estado de los nosocomios será poco sostenible.

Lo esencial es robustecer nuestro incipiente Estado de Bienestar, no aniquilarlo con recortes. Lo importante no es solamente garantizar el acceso a estos derechos, sino que promovamos la buena calidad de la educación y las instituciones de salud pública. Redefinir lo público es contribuir a mejorar las condiciones de equidad y movilidad social que permitan el progreso. Saquen las manos del gasto social: primero recorten en otras áreas.

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