Formación para la vida

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    La actividad física se ha constituido como disciplina fundamental para la educación y formación integral del ser humano, especialmente si es implementada en edad temprana, en cuanto posibilita al niño desarrollar destrezas motoras, cognitivas y afectivas esenciales para su diario vivir y como proceso para su proyecto de vida.

    Estudios científicos avalan que a través de la educación física el niño expresa su espontaneidad, fomenta su creatividad y sobre todo le permite conocer, respetar y valorarse a sí mismo y a los demás. Por ello, es indispensable la variedad y vivencia de las diferentes actividades en el juego: lúdica, recreación y competitiva para implementarlas continuamente, sea en clase o mediante proyectos lúdico-pedagógicos.

    La actividad física es una conducta inherente al hombre relacionada con necesidades fisiológicas, psicológicas e incluso utilitarias. Su desarrollo y evolución como deporte, la aparición de nuevos juegos, la complejidad de normas y reglamentos, la necesidad de organización, estructuración, gestión, etc. y sobre todo su presencia absoluta en la sociedad, provocó su institucionalización. Para decirlo de otro modo, el deporte se hizo serio pasando de actividades más o menos libres a situaciones perfectamente reglamentadas y controladas por organismos oficiales: clubes, asociaciones, federaciones, etc. De la misma forma, y por todo lo dicho anteriormente, el aspecto competitivo, el resultado, pasó a ser el elemento principal y más importante para los que practican y para los que van a ver.

    La historia le dio paso al deporte-espectáculo, por consecuencia la industria del deporte. Cuando el ganar por encima de todo, a veces sin importar cómo, se manifiesta abiertamente en el deporte, se refleja una de las características de las sociedades del siglo XXI: la competitividad. Esto convierte al deporte en un reflejo de nuestra sociedad, en la que la competitividad es un valor dominante, al igual que el rendimiento y el resultado, hasta tal punto que las competiciones deportivas de élite se hacen transcendentes y van más allá del ámbito deportivo para mezclarse con otros asuntos de la sociedad, por ejemplo, la política.  

    La formación para la vida, incluye “Todas las formas de actividades físicas que mediante una participación organizada o no, tienen como objetivo la expresión o la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o la obtención de resultados en competiciones de todos los niveles”, escribe Guillermo Raygoza en un libro sobre los beneficios del karate do en las diferentes etapas de la vida con el fin de conservar una vida plena y saludable.

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