Fernando Vevia Romero

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    Hegel es su filósofo favorito. Ahora que, después de 35 años, está alejado de la docencia, aprovecha su tiempo para traducir del alemán al español la obra central del filósofo alemán, La ciencia de la lógica, un proyecto pendiente años atrás.
    Vevia Romero explica que existe una traducción del mismo libro y autor, hecha en Argentina en la primera mitad del siglo pasado, “pero hace falta una versión más moderna. Al mismo tiempo elaboro un vocabulario para que los alumnos de filosofía tengan a la mano los conceptos fundamentales de su obra y conozcan su ubicación exacta.
    “Me encanta Hegel, sobre todo por la ambición que tiene. Me fascina su idea de conocer, de que la misión del hombre es su perenne lucha por saber. Nada de decir ‘pudiera ser’, ‘tal vez’, no, sino su seguridad por luchar para conocer”.
    El maestro emérito de la Universidad de Guadalajara, quien recibió el título en septiembre de 2004, también se da espacio para revisar las tesis de sus alumnos. Experto en Cervantes, ahora elabora comentarios sobre cada capítulo de Los trabajos de Persiles y Segismundo, “que fue lo máximo que escribió y quizás fue opacado por su extendida obra de El Quijote”.
    “He hablado de ese libro en el doctorado en letras, y pocos son los alumnos que lo han leído y examinado. El mismo Cervantes escribió que fue su mejor trabajo, con un lenguaje más elaborado, aunque en el mejor sentido de la palabra se equivocó, porque El Quijote ha sido su obra más popular y más extendida”.
    Vevia Romero es madrileño. Para sortear los malos tiempos, combinó las clases de filosofía con las de letras, que estudió en la capital española. Luego cursó una especialidad de filosofía en Alemania y ahí fue flechado por una tapatía, empeñada, como él, en conocer los intrincados laberintos del pensamiento filosófico.
    Así que, según él mismo afirma, llegó a México en 1974 como llegan la mayoría de los extranjeros “por culpa de una mujer. Allá la conocí, nos casamos y desde entonces comparto mi vida (y las clases) con Irma Martínez López, a quien en fechas recientes también la acaban de jubilar”.
    Así que a Vevia Romero le tocó abrir el posgrado en letras, uno de los primeros en la Universidad de Guadalajara, que ahora tiene más de 30 años de actividad. Lo invitaron a impartir clases un semestre y se quedó ahí a laborar 35 años.
    Por su modestia y humildad, le cuesta trabajo explicar que es miembro del Consejo social del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), pues se limita a decir que “cuando necesitan un viejito para rellenar un puesto, pues ahí nos llaman”.
    Pero quizá más trabajo le cueste expresar que a sus 70 años desea escribir un libro autobiográfico, por lo que de inmediato ataja cualquier falsa pretensión sobre su persona: “pero no quiero escribir de mi vida, que no tiene ningún interés, sino de lo que he vivido en filosofía. Es decir, por lo que hemos pasado, desde la época del existencialismo, cuando éramos estudiantes universitarios, hasta las últimas tendencias filosóficas.
    “No quiero dictar clases ni hacer historia, sino contar cómo la ha vivido una persona en concreto todas estas corrientes y adornarlas con algunas anécdotas personales. Creo que podría interesarle a la gente y servir, para los alumnos de filosofía y público en general, de repaso sobre el tema”.

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