Entre la denuncia y el olvido

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En su más reciente novela Tijuana: crimen y olvido (Tusquets), Luis Humberto Crosthwaite aborda nuevamente el espacio y el tema de la frontera, esta vez bajo el enfoque del periodismo. A manera de documental, un periodista de nombre Luis Humberto pretende develar el misterio que rodea la desaparición de Magda Gilbert y Juan Antonio Mendívil. La pareja de periodistas se esfumó en 2005, sin dejar rastro ni motivos que pudieran haber provocado su desaparición.
Magda Gilbert es una reportera de un diario en Tijuana. Es una mujer joven y atractiva, blanca y de ojos verdes, que cubre la nota policiaca. Le gustan las novelas de José Agustín, maneja un vocho, utiliza minifalda y escote para despistar a sus entrevistados. A pesar del tiempo transcurrido, no puede superar la muerte de su novio Fabián Flores, secuestrado y asesinado en 2001; además de sus añoranzas, de él le queda una pistola que guarda bajo la almohada. Admira a Juan Antonio Mendívil, un periodista de San Diego, con quien establece una relación sentimental. Ella cree firmemente que los periodistas cruzan, sin saberlo, un límite a partir del cual el deber informativo pone en riesgo sus vidas, a merced de “los que matan”. Teme que al cumplir con su trabajo haya atravesado esa fina e invisible división.
Juan Antonio es un periodista del semanario The San Diego Tribune. Es un hombre en la edad madura, que cubre notas sobre los triunfos de los inmigrantes latinos en la búsqueda del “sueño americano”. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse lúcido, sufre graves conflictos con respecto a su memoria y es acosado por pensamientos recurrentes. Esto deteriora rápidamente su relación afectiva con Magda. Tras haberse ausentado de la creación literaria por años, en los meses precedentes a su desaparición Juan parecía estar preparado para escribir una novela sobre un crimen ocurrido en Tijuana hacia 1967.
El personaje de Luis recopila exhaustivamente el material disponible, con el fin de descubrir el misterio. Presenta la información en capítulos, en los que reverberan los géneros periodísticos. Resume cronológicamente los hechos, señala las posibles respuestas y expone algunas de sus conclusiones y corazonadas. Sin embargo, la búsqueda de la verdad sobre las desapariciones resulta infructuosa. Años después del inicio de la investigación, Luis se siente derrotado. No obstante, después de abandonar su proyecto, obtiene nuevos estímulos, que accidentalmente llevan a su investigación en una dirección nueva y peligrosa.
Como el título de la novela sugiere, uno de los temas centrales es el olvido. El texto explora diferentes formas del no-recuerdo; la primera es el distanciamiento afectivo al que se aspira para superar una pérdida emocional; la segunda es la supresión selectiva de recuerdos, como medida de supervivencia ante un hecho traumático; la tercera es la indiferencia ante hechos terribles que se consideran cotidianos y por último, la falta de memoria social.
Otro tema que predomina es el ejercicio periodístico como actividad heroica en tiempos de “guerra contra el narcotráfico”. Se explicitan los riesgos personales que los periodistas asumen y el compromiso social que impulsa la necesidad de informar por encima de la propia vida.
Los cambios de narrador y la forma del non-fiction podrían despistar a un lector poco experimentado sobre la ficcionalidad de la novela. El autor utiliza recursos que dan verosimilitud a su novela, como el uso de géneros periodísticos: la entrevista, el reportaje, la nota, un prefacio y epílogo, explicación de las licencias que se ha tomado para rellenar los huecos de la historia de Magda y Juan, pero sobre todo, el personaje que actúa como investigador posee el mismo nombre que el autor.
Para los lectores acostumbrados a la narrativa efectiva y breve de Crosthwaite, Tijuana: crimen y olvido será una sorpresa, ya que se trata de una novela más extensa que sus anteriores trabajos y el estilo sufre modificaciones a lo largo del texto.
La novela ofrece una oportunidad para reflexionar sobre el olvido y el periodismo, pero sobre todo para observar de nuevo a través de la sensibilidad literaria los sucesos violentos y terribles que vivimos diariamente en nuestro país.

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