Entre cerveza tequila y chile

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Es fuerte la confianza que le da la poesía a Rafael Saravia, y la define así: “No existen otras fórmulas para la poesía en el mundo, quien quiere venir innovando, lamentablemente se va a frustrar porque no existe otra sustancia, porque esa es la sustancia vital; es meramente la preocupación del ser humano”.

Saravia es un poeta y fotógrafo español, nacido en Málaga y radicado desde temprana edad en León, ambas ciudades españolas. A través de su lírica, en el libro La transparencia de las cerraduras crea una definición del poeta como “el cronista de la consciencia humana”, pues dice, éste es aquel que deja una huella que permite no olvidar la realidad que se vive.

Basado en lo anterior, Rafael Saravia en sus poemas le escribe a algunos personajes públicos (y otros que viven en el imaginario colectivo global), entre ellos, al ex mandatario americano, George W. Bush.
A George Walker, por ejemplo, le escribe:

Serás recordado con la vuelta del disparo,/ con el devenir que ofrece la pólvora hambrienta / y el péndulo que lame con su hoja los exiliados cuellos…

Como un auténtico juglar, Saravia está realizando un recorrido por territorio mexicano (pasando por Puebla, Chiapas, llegando a Guadalajara y después partir hacia Zacatecas, Monterrey y Sonora, para terminar en el DF), para promocionar su libro. Sonríe, entre cerveza, tequila y chile, y se dice atacado por la venganza de Moctezuma.

La transparencia de las cerraduras es un libro que lleva por título un verso de Juan Gelman, que realmente es una composición sobre un verso de él”, comenta, acerca de su poemario.

“No hace muchos años estuve con él en España y en un momento de intrascendencia vital, nos tocó escribir un poema a dos manos, me pareció tan fascinante el momento, la situación y lo que se generó, que para mí fue necesario hacer un homenaje al maestro Gelman”.
Saravia abre el libro, y lee el texto al que hace referencia:

La neblina que tapa la torre se ve./ La cerradura abierta, / sus animales transparentes,/ sus candados sin razón.
Anidan las cartas./ Blanquean las manos impacientes / las tripas consagradas a lo oscuro.
Sin estrépito./ Piedra y estertor./ El escozor se ha vuelto festejo.

Dice que el mismo Gelman lo alentó a entrar a América por México, y lo hizo apoyado por la fundación CEPA y acá en Guadalajara por Cultura UDG. Sobre el poemario, explica: es una antología que “habla sobre lo que habla la vida; el paso del tiempo, el amor, la preocupación personal por saber cuál es el lugar de uno en el mundo…”.

Ahora Saravia habla de Guadalajara. Dice que es una ciudad que ya conocía gracias a la FIL, y se dice sorprendido por la peculiaridad de su vida cultural: “Yo pensé que sólo era literatura, pero vi esos movimientos urbanos de música, de pintura, de poesía callejera y me di cuenta de la identidad que ustedes tienen”.

Cuenta que la primera vez que conoció México, al asistir a un coloquio de poetas donde convivió con escritores de diferentes naciones de Hispanoamérica, “quedé roto, porque allá en España llega muy poco de la literatura actual que se está haciendo en Hispanoamérica. Me encontraba chicos que habían nacido en el 88 en el 90 con una escritura poética muy contundente, muy madura y con un vigor tremendo”. Y concluye: “Me di cuenta que las grandes editoriales están en España, pero ahora, creo que el potencial está acá, en Latinoamérica”.

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