Enrique Bejarano

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Enrique Bejarano tiene quince años y ya promete una brillante carrera como bailarín profesional, con sesenta becas ganadas en alrededor de seis concursos, y una trayectoria a nivel mundial en Estados Unidos, Cuba,  México y próximamente Mónaco, a donde partirá en septiembre para entrenarse como bailarín durante los próximos cuatro años en la Academie de Danse Princesse Grace, una de las más importantes del mundo.

“Este es un logro para toda mi familia y todos los que me han ayudado. Esta es la primera vez que se le da una beca completa a un varón mexicano para estudiar en la Academie de Danse Pincesse Grace”, afirma Bejarano.

Para el concurso fue preparado por el bailarín de origen cubano Alejandro Agüero. La beca es resultado de su participación en el concurso Grand Prix, de Nueva York, desde el 18 de abril al 26 abril. El jurado calificador fue conformado por los directores de las mejores academias del mundo, entre éstas la de Londres, Mónaco, Houston Ballet y Washington Ballet.

Bejarano empezó a bailar flamenco a los cinco años. Posteriormente descubrió el ballet clásico. En 2009  ingresó a la academia de Doris Topete. En 2011 estudió con Ana Torquemada, y cursos de verano en Washington y luego en 2017 en Cuba, en la Escuela Nacional de Ballet Alicia Alonso, una de las mejores del mundo. En ese país compitió con bailarines de Cuba, Estados Unidos y México, en un encuentro de academias, en el que ganó segundo lugar. Actualmente estudia en la Compañía de Jalisco y la preparatoria en el Sistema de Universidad Virtual (SUV) de la UdeG.

Enrique Bejarano participará en Allegro! Gala Internacional de Ballet, que reunirá a grandes figuras mundiales de la danza en un mismo escenario.

En la gala, que tendrá lugar el 21 de julio, a las 20 horas, en el auditorio Plácido Domingo del  Conjunto de Artes Escénicas, Bejarano será acompañado por los primeros bailarines del Washington Ballet. El evento es organizado por la División de Artes y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, con apoyo del Instituto Superior de Ballet Cubano de Guadalajara, y los recursos recabados serán destinados para apoyar los gastos personales de Enrique Bejarano.

¿Cuál son tus expectativas en Mónaco?
Al director le gusta mi trabajo, mi desempeño como bailarín. Él está seguro de que soy un talento a nivel mundial, que puedo llegar a bailar en una importante compañía de danza, que puedo alcanzar todo lo que me proponga porque a mi corta edad tengo buena técnica, disfruto y amo lo que hago, en el escenario me expreso y juego con el público, juego en el escenario, y todos estos factores son muy importantes en la danza clásica.

¿Qué significa el ballet para ti?
Es mi carrera, muchas personas que no saben mucho del tema piensan que es un hobby, pero es como cualquier profesión, es una carrera que implica sacrificios. Vivo para la danza. Normalmente le dedico ocho horas al día. Empiezo mi rutina a las siete de la mañana y termino a las cuatro de la tarde.

Describe un día en tu rutina diaria
Empiezo a tomar clases de ballet, que duran hora y media o dos horas. Posteriormente me pongo a ensayar, ahorita para la gala que tendré en Artes Escénicas, aunque también tengo otra en California, después me preparo físicamente en mi casa.

¿Qué vas a aprender en Mónaco?
En las grandes compañías se fusiona ballet clásico, contemporáneo y carácter. Tengo que aprender todo esto para estar en una grande compañía. Voy a salir con una licenciatura en ballet clásico.

¿A cuales bailarines admiras?
Carlos Acosta,  Osiel Gouneo,  Mijaíl Nikoláyevich Barýshnikov, de hecho por admirar su trabajo empecé a bailar, a los hermanos Isaac y Esteban Hernández, a Elisa Carrillo y Rudolph Nuréyev, todos son bailarines que han marcado el ballet clásico en el mundo. Ellos son artistas que han aprendido a expresarse en el escenario.

 

¿Cuándo viste por primera vez el trabajo de Mijaíl Nikoláyevich Barýshnikov?
Recuerdo que era niño, tenía seis años cuando lo vi bailar en un video de youtube, y me dije: “Yo de grande tengo que ser mejor que él”, fue algo que marcó para mí el arte y el ballet, entonces fue como un sueño a seguir.

Tus hermanos son bailarines, háblame sobre ellos.
Mi hermano Rafael empezó a bailar a los nueve años y está trabajando en la compañía Washington Ballet, y mi hermano mayor, Édgar, también bailarín, da clases. Los dos son un ejemplo a seguir por su constancia. Ellos son los que más me han impulsado para mejorar.

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