Enigmas y sorpresas de las elecciones en Sudamérica

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Bolivia acudió a las urnas el 20 de octubre, mientras Argentina y Uruguay tendrán su cita electoral exactamente una semana después. En los comicios bolivianos se esperaba que Evo Morales ganara la primera vuelta electoral. Las variables que respaldan ese resultado son el crecimiento económico promedio del país en la última década (3 por ciento), el nivel de aprobación relativamente satisfactorio de su gestión (46 por ciento), la participación dividida de la oposición en esa instancia y, especialmente, las ventajas competitivas con la que cuenta un presidente que se presenta a reelección de manera indefinida,(empleo del aparato y los recursos del estado en la campaña, restricciones al adversario político y control de los poderes fundamentales del estado). Ningún mandatario latinoamericano que ha contado con el beneficio de la reelección indefinida ha sido derrotado en comicios presidenciales. Sin embargo, la gran incógnita siempre fue si a Morales le bastaría la primera vuelta para reelegirse o tendría que correr el riego de contender en la segunda vuelta contra una oposición a la que el propio sistema de balotaje le facilita dejar atrás su problema de acción colectiva y presentarse eventualmente unida. Nadie previó que los comicios derivaran en el estallido de una crisis. Un manejo cuestionable del conteo preliminar por la autoridad electoral, seguido de un inexplicable cambio de tendencia, abortó la disputa de una segunda vuelta que con el 84 por ciento del escrutinio parecía inminente.

Mientras tanto, en Argentina se vislumbra el triunfo del candidato presidencial del “Frente de Todos”, Alberto Fernández. Las variables que lo respaldan son los alarmantes indicadores macroeconómicos frutos de la gestión de Mauricio Macri, los altos niveles de rechazo al desempeño del oficialismo, el triunfo arrollador de la oposición en las primarias de agosto de 2019 y la recuperación de la unidad por parte del peronismo. La incertidumbre en el caso argentino reside en si el mandatario y candidato del oficialismo podrá sobrevivir o no a la primera vuelta luego que, tras la dura derrota en las primarias, tomó distancia de las recetas neoliberales echando mano a medidas de corte populista, mientras sus partidarios lograron reorganizarse protagonizando marchas multitudinarias que respaldan la reelección del gobernante. Macri va camino de convertirse en el primer presidente sudamericano que no pudo obtener su reelección sucesiva. El escenario sorpresa sería  verlo sobrevivir a la primera vuelta achicando además de manera notable la diferencia que lo separa respecto al candidato presidencial favorito, Alberto Fernández.

Por su parte, en Uruguay, el gobernante Frente Amplio debe imponerse en la primera ronda. Insistimos en que en esta ocasión el promedio de crecimiento del PIB y la aprobación del mandatario de turno, Tabaré Vázquez, no juegan a favor de la continuidad del oficialismo, pero la oposición de derecha, blancos, colorados y cabildo abierto, participará dividida en la primera vuelta lo que debilita sus chances de desbancar al Frente Amplio, al menos, en esa fase. La duda gira en torno a si la eventual victoria del oficialista Frente Amplio en la primera etapa de la competencia electoral, se logrará alcanzando un por ciento de votación notablemente disminuido con respecto a los propios resultados obtenidos en anteriores comicios presidenciales. Significaría en un claro anuncio de que luego de tres gobiernos consecutivos de centroizquierda el país se dispone girar hacia la derecha. Para el caso uruguayo el escenario capaz de generar asombro sería la obtención de una victoria reñida en primera vuelta del Frente Amplio sobre su más importante adversario, el partido blanco, cuyo candidato presidencial es Luis Lacalle Pou.

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