En deterioro el patrimonio industrial de Jalisco

    674

    Actualmente, el patrimonio industrial de Jalisco está viviendo un momento crucial. La falta de conciencia ciudadana y de las autoridades de cultura en todos los niveles, lo ha llevado hacia una situación de franco deterioro. Esto no es novedad, sobre todo si se considera que a lo largo de las décadas han desaparecido los vestigios de molinos de harina, ingenios azucareros, fábricas de jabón o de cerveza, sin que autoridad alguna, incluido el Instituto Nacional de Antropología e Historia, llame la atención sobre el problema.
    Sin embargo, el momento actual reviste especial importancia y por lo mismo, vale la pena llamar la atención de autoridades, académicos y ciudadanos en general. Las primeras industrias mecanizadas de hilados y tejidos que se fundaron en los alrededores de Guadalajara en el siglo XIX, están en proceso de demolición o a punto de ello, lo que constituye un atentado más a nuestro ya de por sí mutilado patrimonio cultural.
    Apenas se resolvieron los conflictos laborales que trabajadores y empresarios sostuvieron durante más de una década, en las antiguas fábricas de Atemajac (1843), La Experiencia (1853) y El Salto (1898), se dibuja un escenario más que incierto sobre el futuro de estos espacios. Con excepción de La Experiencia, donde es del dominio público (El Informador del 31/01/05) que está muy avanzado el proceso de demolición y de saqueo de maquinaria, para dar lugar a un desarrollo habitacional, no se sabe que ocurrirá con las otras fábricas.
    No creo necesariamente que se deba impedir la ejecución de proyectos comerciales o habitacionales en esos lugares. Sin embargo, sí creo, como es la idea de quienes apostamos por la conservación del patrimonio industrial, que esos desarrollos, de ejecutarse, deben respetar la historia de los espacios que ocuparán. Es muy triste ver cómo se entierran con tanta facilidad pasajes de nuestro pasado inmediato sin que se haga nada. Las fábricas de Atemajac, la Experiencia y El Salto, representan los primeros esfuerzos hechos en Jalisco, en la búsqueda de la quimera industrial desde mediados del siglo XIX. Pero no sólo eso. También fueron el principal motivo de que se forjaran poblaciones a su alrededor, encarnando la nueva cultura industrial de Jalisco. Más aun, sin las fábricas mencionadas, no se puede entender el por qué a esos lugares se le conoció por muchos años como puntos cruciales en la producción de futbolistas profesionales de México.
    Por eso creo que antes de dar consecución a cualquier acción que involucre la transformación de esos espacios, se debe hacer una valoración profunda, que involucre la opinión de instituciones como el Instituto Nacional de Antropología e Historia y las instancias responsables del patrimonio cultural, tanto del gobierno estatal, como de los municipios involucrados. También debe consultarse al Comité Mexicano para la Conservación del Patrimonio Industrial (CMCPI), dentro del cual, estoy seguro, muchos de sus miembros individuales e institucionales, son portadores de varias experiencias exitosas donde han logrado concretar la reutilización de espacios industriales (incluso para fines comerciales), bajo la premisa de que se debe reivindicar siempre la armonía con el pasado que esos sitios representan.
    Un patrón seguido en la reutilización de la mayoría de los antiguos espacios industriales de Jalisco hasta hoy, es que se ha tratado de borrar el pasado que representan y en su lugar se han impuesto conceptos arquitectónicos y culturales que en nada evocan al origen de una tradición industrial añeja.
    ¿Por qué no hacer de esos y otros antiguos sitios industriales, espacios donde se alimente la identidad jalisciense? ¿Podemos explorar las posibilidades de recuperación y/o reutilización de nuestros antiguos espacios industriales y su maquinaria, con fines distintos al mero beneficio comercial? ¿No merecemos los jaliscienses lo que en otras partes empieza a ser tan común, a través de la conservación de su pasado industrial?
    Ojalá que las autoridades en todos los niveles, así como los espacios académicos y culturales de Jalisco, tomen cartas sobre este problema.

    Una trayectoria reciente

    La industria es parte ineludible de la cultura moderna, aunque frecuentemente no se le quiera ver así.
    Afortunadamente, desde las últimas décadas del siglo pasado, ha iniciado un movimiento académico e institucional en varios países del mundo, cuyo propósito principal es conservar la memoria y los restos de la civilización industrial. Desde 1973, empezaron los trabajos de discusión que, en 1978 llevaron a la formalización del Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (el TICCIH, por sus siglas en inglés), en la ciudad de Estocolmo. Desde entonces, la UNESCO, le asignó a esa organización el papel de promover “la conservación, la investigación, el registro y la educación en todos los aspectos que conciernen a la herencia industrial.”
    En 1995 se formalizó la creación del Comité Mexicano para la Conservación del Patrimonio Industrial, A. C, (CMCPI), e inmediatamente logró su afiliación al TICCIH.
    En estos cerca de 10 años, los miembros del CMCPI han dado su aporte desde distintos puntos del país, sobre todo a partir de la búsqueda de los vestigios industriales, ya sea mediante el trabajo de campo o los estudios documentales.

    *Profesor-Investigador del Centro Universitario de los Altos.

    Artículo anteriorEl cártel de la nicotina
    Artículo siguienteLa mujer en el mercado de trabajo: segregación y precarizaci