Empezar por el principio

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    Estudios truqueados sustentados en datos de fantasía, facilismos diseñados por economistas rudimentarios e intereses de empresas que sólo buscan el dinero, a costa incluso de depredar el bienestar de futuras generaciones, son características que la comunidad científica internacional percibe en el proyecto de la presa El Zapotillo, considera el catedrático del Departamento de Economía e Historia Económica, de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Martínez Alier.

    En entrevista, explica que el caso ha tenido eco en el ámbito mundial, pues es inentendible que las autoridades mexicanas pretendan destruir no sólo un pueblo, sino también el ecosistema de la región de Los Altos, en aras de un supuesto progreso. Además, revela que la empresa española Fomento de Construcciones y Contratas, que construye la presa en Cañadas de Obregón, está endeudada.

    “Hace años que sigo este caso, y tiene todos los conflictos sobre agua. Cómo se debería decidir un caso así. Llama la atención la oposición que hay en Temaca y la gente que sigue el caso a nivel mundial, porque es muy conocida la participación de la empresa española Fomento de Construcciones y Contratas, de la que ahora Bill Gates y George Soros son accionistas. No sé si ellos saben lo que está pasando en El Zapotillo. Me parece muy mal que estén construyendo esto y sacrificando los valores culturales, patrimoniales, ecológicos, que no se pueden medir fácilmente en dinero. Tampoco es cuestión de hacer un balance económico, sino de decidir las cosas de forma multicriterial o multivalorativa. Esto no se ha hecho. Aquí domina una visión de los ingenieros y tal vez de algunos economistas poco cultos o muy primarios, que no ven que la verdadera economía tiene que respetar valores culturales y ecológicos”.

    La solución “no es incrementar la oferta del agua, sino cuidar la que hay. Que no se regale el líquido a los grandes industriales, e impulsar con tecnología de vanguardia la captación de agua pluvial, en lugar de quitarle más agua a los ríos”.

    El especialista es autor del conocido libro Economía ecológica y política ambiental, que en México fue publicado por el Fondo de Cultura Económica.

    Joan Martínez Alier visitó Jalisco por invitación del Centro Universitario de los Altos (CUAltos), para participar en el inicio de cursos del doctorado en Estudios regionales y en la maestría en Ciencias de la salud pública, e impartió una conferencia magistral sobre el tema de economía ecológica.

    El académico, que ha sido investigador del St. Antony’s College, de Oxford y autor de 21 libros, puntualiza que el concepto de economía ecológica va más allá de la economía de mercado y plantea un metabolismo social, entendiéndolo como un sistema de flujo de energía, materiales y residuos. Pone como ejemplo el cambio climático producido por la economía de los países ricos que queman demasiado carbón, gas o petróleo, y a cambio deja muchos daños, lo cual atenta contra el concepto acuñado en su libro.

    “La otra idea importante que he explicado, es la de justicia ambiental. Es decir, cuando la economía crece lo hace en favor de unos, pero también a costa de otras personas, o a veces de especies que están desapareciendo, en detrimiento de las generaciones futuras”.

    El Zapotillo sigue la dinámica mundial de extracción depredadora y de intereses de empresas a las que, a decir de Martínez Alier, “sólo les importa la plata”. “México sufre otros conflictos similares por minería, represas y próximamente habrá problemas por el fracking. Ya ha habido muertos ecologistas, como en Chicomuselo, Chiapas, con el asesinato de Mariano Abarca”.

    El economista cree que el crecimiento o no del Producto Interno Bruto (PIB) no es el único parámetro para tomar decisiones, sino que deben considerarse muchos otros indicadores, como el daño ambiental.

    “La destrucción que ha habido del pasaje del río, del propio pueblo de Temacapulín, de Acasico, que quedarían bajo el agua, de una iglesia del siglo XVIII que sería inundada; todo el daño, el dolor de la gente, esto no se resta del PIB. Porque el PIB no es un buen indicador del bienestar humano. Esta es una crítica contra la contabilidad macroeconómica”.

    Concluye con una reflexión: “¿Históricamente qué fue primero? Primero fue la naturaleza. Luego vino la sociedad humana. Luego viene la agricultura, que es de hace 8 mil años. Luego, por fin, llegó el mercado y los economistas, que son los que estudian los precios del mercado. Creo que deberían empezar por el principio”.

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