Elvira Burgos

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La doctora Elvira Burgos, directora del Departamento de Filosofía de la Universidad de Zaragoza, España, dictó la Conferencia “¿Qué cuenta como una vida? La pregunta por la libertad en Judith Butler” en el Paraninfo Enrique Díaz de León el pasado 13 de julio. Ella es miembro del Seminario de Estudios de Identidad y Género, de la Universidad Rey Juan Carlos, así como de otras universidades españolas. Algunas de sus publicaciones son: Dioniso en la filosofía de joven Nietzsche (1993), The language of sex and its power to construct reality. From Parmenides to Judith Butler (2002), entre otras. Uno de sus proyectos de investigación es “Bases para un diccionario no sexista del español” de la Universidad de Zaragoza.

¿Porqué participar en un diccionario de lenguaje no sexista?
Para visualizar las diferentes formas en que se ejerce violencia y opresión contra las mujeres, así como individuos marginados. A través del lenguaje, este diccionario busca intentar construir una forma lingí¼ística que no haga esos ejercicios de exclusión y violencia, que son los que llamamos sexismo.

¿Y cómo debemos entender entonces el sexismo?
Son ejercicios de exclusión que tienen que ver con la categorización de los seres humanos a partir de una asignación de sexo, de género y de sexualidad. Entonces, las culturas organizan a los individuos fundamentalmente a partir de estos ejes. Estos ejercicios se podrían entender en el sentido amplio con el lenguaje y que determinan el tipo de práctica vital que categoriza, estableciendo esas desigualdades en función del sexo, género y sexualidad.

¿El sexismo entonces es una práctica que está diseminada por el mundo, o es particular de un país?
Con respecto a los países de la cultura occidental, desde luego se puede decir que en el contexto en que venimos al mundo, es un contexto que ya está estructurado de acuerdo con el sexismo, con esos ejercicios de exclusión que, como debe entenderse, tienen que ver no sólo con el sexo, sino con el género y la sexualidad. Por lo tanto, nuestra construcción como individuos se realiza incorporando el sexismo que está en el ambiente en el que nacemos. De ahí que no sea un aspecto que pertenezca a las otras personas, a algo externo, sino a algo que está dentro de cada individuo, lo cual es fundamental entenderlo así porque implica que la crítica y la resistencia al sexismo, lleva consigo una lucha contra las normas y las prácticas de nuestra cultura, pero también implica un ejercicio profundo de autocrítica. Reconoce los ejercicios de exclusión que cada individuo realiza en su vida cotidiana, para captarlos, visualizarlos, para evitarlos y eliminarlos.

¿Esta revisión a la que hace referencia, le compete a los dos sexos?
Normalmente las personas que más oprimen están dentro del género masculino, pero tenemos, si lo vemos en un sentido general, la opresión va desde lo masculino a lo femenino, pero eso nos lleva considerar que las mujeres que han incorporado esas categorías sexistas, también realizan ejercicios sexistas, aunque muchas veces no nos demos cuenta de ello. Por lo tanto, esa labor de crítica y autocrítica compete a todos los seres humanos. No sólo son las mujeres las que tienen prácticas sexuales no hegemónicas o no dentro de lo que es el marco sexual establecido como lo adecuado o legítimo que es la heterosexualidad.
Pero la opresión es no sólo hacia las mujeres sino hacia las minorías sexuales. Generalmente lo hacen quienes están en posición de dominación. ¿Y quiénes lo están? Son los hombres sobre las mujeres y las minorías sexuales, así como los grupos heterosexuales sobre las minorías sexuales. En este sentido, cabe decir que todos los individuos sean hombres o mujeres que han incorporado el sexismo, realizan prácticas de exclusión, en ese sentido las mujeres no sólo son víctimas sino que también son en determinados momentos, opresoras.

¿Cómo es el ejercicio del sexismo desde una mujer?
Puede ser hacia otras mujeres de quienes entienden que sólo hay modelos determinados y legítimos de ser mujer o que sólo hay unas prácticas de feminidad adecuadas, por lo tanto excluyen las otras maneras de ser mujer o que no responden a su concepto de feminidad y realizan ejercicios de exclusión de mujeres lesbianas, además hacia los hombres que se apartan de los modelos masculinos, por lo tanto los estamos excluyendo.

Entonces, ¿el sexismo es un fenómeno que nos atañe a todos en mayor o menor medida?
Eso es básico, eso es lo fundamental a mi modo de ver, pero sin perder de vista que efectivamente desde una perspectiva más general, sin entrar en contextos concretos, podemos sostener la tesis feminista fundamental de que los hombres son los que oprimen porque son quienes ocupan los puestos de dominación y de privilegio.

¿Y qué le toca hacer a la mujer?
Hacer esta lucha presente en nuestras vidas y en nuestros pensamientos, partir del lema feminista de los años sesentas que decía que “lo personal es político”, por lo tanto es entender que la dimensión de lo individual y lo colectivo están totalmente vinculadas. Creo que lo fundamental es darse cuenta de esto, la forma en que las mujeres tenemos que desarrollarnos con un sentido de devaluación o de inferioridad no es algo que venga con nuestra naturaleza, sino que esto nos fue inducido, provocado por el contexto social en que vivimos. Si hacemos conciencia de esto, creo que estaremos en mejores condiciones de adquirir un sentido de nuestro propio yo, de nuestra identidad de mujeres con un sentido más positivo, más afirmativo, nos daría más seguridad y de esa manera estaríamos teniendo más instrumentos para luchar contra estos ejercicios de exclusión del contexto en que vivimos.

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