El hombre higiénico es la historia ficcionada de la vida de un archivista que trabaja en una institución municipal, con características muy peculiares. Modesto Barroso pasa la mayoría de sus horas laborales buscando la forma de no hacer nada y fastidiar a las personas a su alrededor. Pero un buen día decide convertirse en un hombre higiénico: aborta toda la porquería que habita en él y su entorno y decide crear su propia esfera de limpieza tomando una nueva posición frente al mundo. En sus ratos libres lee documentos sobre higiene del siglo XVIII y adopta estas costumbres tan fuera de tiempo.
Fetichista, misógino, y obsesivo, hace cosas en las que él verdaderamente cree y es descrito por su autor, Gerardo Gutiérrez Cham, como un pequeño quijote de nuestra comunidad que decide aventurarse para tratar de modificar algo en el mundo que lo rodea: la suciedad. A través de esta ruptura con la sociedad rompe también con la doble moral, ya que descubre que la higiene es una especie de mampara detrás de la cual las personas ocultan sus muchos rostros.
En una historia escrita con gran humor, entre elementos reales y de la inspiración de Gutiérrez Cham, Modesto intenta alejarse del mundo para construir uno particular, aun si no lo logra totalmente, puesto que vive atrapado en una sociedad conservadora que no le permite todas las disonancias que él quiere encarnar. El hombre higiénico es entendido no sólo como una persona que se limpia de bacterias biológicas, sino también de bacterias sociales que la mayoría de las veces reproducimos sin darnos cuenta.
“Esta novela hace un pequeño homenaje a diversos funcionarios que podemos reconocer en nuestra sociedad; personas burocratizadas a las que no les gusta su trabajo, que contagian el fastidio a los demás, pero son personas que sufren un sistema corrupto y doblegado. Pequeños antihéroes que merecen siempre un lugar y una voz, personajes interesantes que viven a contrapelo”, dice Gutiérrez Cham.
