El precio del desperdicio

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Más de un tercio del total de alimentos que son producidos anualmente en todo el mundo son desperdiciados. Esto se traduce en mil 300 millones de toneladas de comida producida en vano, reveló la Organización Nacional de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en su informe La huella del desperdicio de alimentos: impactos en los recursos naturales.

Este es el primer informe que realiza la organización desde una perspectiva medioambiental, pues además de las consecuencias económicas directas del desperdicio de alimentos (sin contar pescado y marisco) que alcanzan la cantidad de 750 mil millones de dólares anuales, éste tiene consecuencias para el clima, el uso del agua y el suelo, y la biodiversidad.

La cantidad de frutas, verduras, carne y cereales que no se consume a nivel mundial, es responsable de añadir 3 mil 300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera del planeta.

De acuerdo con el informe presentado el mes pasado, el 54 por ciento de desperdicio de alimentos en el mundo se produce en las etapas iniciales de la producción, manipulación y almacenamiento post-cosecha, mientras que el 46 por ciento restante ocurre en las etapas de procesamiento, distribución y consumo.

“Si tú capacitas a tus productores, por ejemplo, que no deben cosechar después de un aguacero, porque sufre deterioro, y sobre los periodos óptimos para cosechar no habrá pérdidas. Otras veces el productor cosechó adecuadamente, pero al transportista se le hace tarde y la hortaliza estuvo se echó a perder”, comentó la doctora en ciencias María Leonor Valderrama, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA).

Como tendencia general, según indica la FAO, los países en desarrollo sufren más pérdidas de alimentos durante la producción agrícola, mientras que el desperdicio a nivel de venta minorista y del consumidor tiende a ser mayor en las regiones de ingresos medios y altos.

“Cuanto más tarde se pierde un producto alimentario a lo largo de la cadena, mayores serán las consecuencias ambientales, ya que al coste inicial de producción hay que sumar los costes ambientales incurridos durante el procesado, transporte, almacenamiento y al cocinarlo”, detalla el informe.

La FAO recomienda a los gobiernos, en caso de excedente de alimentos, la reutilización en la cadena alimentaria, la búsqueda de mercados secundarios, o donarlos a los miembros vulnerables de la sociedad, y cuando no es posible la reutilización, intentar el reciclaje y la recuperación.

Al respecto, Leonor Valderrama afirmó que de alguna manera todos podemos evitar que este problema crezca, aprendiendo a ser buenos consumidores, primero al ser responsables de no desperdiciar alimentos y de comprar únicamente lo que se necesita, pero también al aprender a alimentarse.

Sistemas alimentarios responsables
Este 16 de octubre se conmemora el día mundial de la alimentación, por lo que el pasado viernes el Centro Universitario de Ciencias Biológico Agropecuarias (CUCBA), a través del departamento de Salud Pública, realizó una serie de pláticas y ponencias para abordar distintas problemáticas sobre el tema.

Una de estas ponencias, la impartida por el presidente del Consejo Agropecuario de Jalisco Otilio Valdez, fue sobre los sistemas alimentarios sostenibles para la seguridad alimentaria.

“Un sistema alimentario está formado por el entorno, las personas, las instituciones y los procesos mediante los cuales se producen, elaboran y llevan hasta el consumidor los productos agrícolas. Todos los aspectos del sistema alimentario influyen en la disponibilidad y accesibilidad final de alimentos variados y nutritivos y, por lo tanto, en la capacidad de los consumidores de elegir dietas saludables”, según la definición que da la Organización Mundial de las Naciones Unidas (UNO), ya que este año los sistemas alimentarios sostenibles es el tema eje de la conmemoración.

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