El poder de la ciencia

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Un libro de mil páginas escrito por uno de los mejores historiadores de la ciencia en habla hispana, acaba de tener una segunda edición. Sí, José Manuel Sánchez Ron (Madrid, 1949) publica en 2011, en el sello de editorial Crítica, una historia social, política y económica de la ciencia (siglos XIX y XX), cuyas implicaciones trascienden el espacio y el tiempo, y es válido comentarla, puesto que constituye una obra necesaria cuya lectura “…nos permitirá comprender mejor el mundo en que vivimos y en el que crecerán nuestros hijos, un mundo en el que la ciencia y la tecnología afectan nuestras vidas en medidas que nuestros antepasados jamás habían soñado”.

Breves reflexiones acerca del autor
“La ciencia es uno de los elementos más importantes en la configuración y desarrollo social”. Asegura Sánchez Ron que tenemos la obligación de vigilar quiénes y cómo intervienen en su desarrollo y en la explotación de las posibilidades que emanan de ésta. En una época marcada por una profunda revolución tecnocientífica en el ámbito de la biomedicina, cuando se abren todo tipo de posibilidades relativas a la salud, a la intervención en la procreación, a la manipulación de genomas, en definitiva al control y manipulación de la vida, de todo tipo de vida, es crucial saber quién tiene el poder de la ciencia, quién la controla.
En este sentido, el autor considera válidas las máximas que los revolucionarios franceses defendieron: “El poder se origina en el pueblo, que lo establece. Lo establece para su bien, no en su detrimento. Ese bien se concreta principalmente en el disfrute seguro de los derechos.” Y finaliza manifestando la esperanza de que su libro, para que “valga la pena, ayude, aunque sea poco, en este sentido”.
La que habla es la modestia de este miembro de la Real Academia Española de la Lengua, doctor en Física y catedrático de la Universidad de Madrid, porque su investigación abarca los siglos en que surgieron la teoría de la evolución de las especies, la relatividad, la física cuántica, el transistor, las computadoras, el internet, la doble hélice y el ADN recombinante. Ese es el momento en el que la ciencia se profesionalizó y penetró las estructuras del poder político, económico y militar.
Los capítulos en que divide el libro, nos pueden dar un panorama de su ambiciosa investigación: capítulo 1: El imperio de las ciencias; capítulo 2: La institucionalización de las ciencias físico-matemáticas durante el siglo XIX y comienzos del XXI. El tema lo explica recurriendo al desarrollo de la actividad científica desde el siglo XVIII, la centuria en la que una parte de Europa se vio sacudida por la certeza de que la ciencia y la técnica deberían mejorar sustancialmente las vidas materiales y espirituales de todos. Menciona las sociedades científicas, su año de fundación y su número de agremiados.
Continúa con “El poder de las ideas” y es sobre la trascendencia de las teorías de Darwin. Capítulo 4: La medicina como ciencia experimental en el siglo XIX; capítulo 5: Las mujeres y la profesión científica; capítulo 6: De los rayos “X” y la gran ciencia. Entre los documentos que ilustran ese capítulo, seleccionó una de las primeras radiografías de una mano. En el capítulo 7 trata “El poder de las ideas”. Esta vez con Albert Einstein; en el capítulo 8, el tema que analiza es: La movilización de la ciencia a favor de la guerra. La primera guerra mundial; en el capítulo 9, las consecuencias sociopolíticas y económicas de la primera guerra; en el capítulo 10, escribe acerca de la ciencia en la Alemania de Hitler y el exilio científico; en el capítulo 11, trata extensamente lo inesperado: la militarización de la ciencia, con la Segunda Guerra Mundial y la Guerra fría. Finaliza con el capítulo 12, con la revolución del ADN. El epílogo tiene como tema la ciencia y la naturaleza.
Sánchez Ron estudia cuestiones como la ciencia alemana con Hitler, los papeles de Stalin y Eisenhower en la ciencia de la Unión Soviética y Estados Unidos, respectivamente, y de paso el poder atómico.

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