El pasado frente a nosotros

Sacrificio, locura, mitología griega, chamánica y védica; estos son algunos ingredientes de la obra del italiano Calasso, quien recibió en la FIL el Premio Formentor de las Letras

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Foto: Eva Becerril / FIL

Roberto Calasso es un escritor al que no quieren que le digan intelectual, que no habla nunca de sus proyectos futuros por superstición, y que escribe todavía con pluma. Prolífico ensayista, cuenta con ocho libros que abarcan desde la mitología griega, autores como Kafka y Baudelaire a las escrituras védicas.

Los temas recurrentes en su obra son la posesión, la locura y el sacrificio. Este último aspecto es el que aborda en su más reciente libro, El cazador celestial —que pronto se editará en español— en el que, dice, no habla tanto del sacrificio en sí, sino “de lo que tiene antes, de la caza, que fue la base de la existencia del hombre por muchos cientos de  millares de años. Debemos intentar entender qué es la caza si se quiere entender qué es el sacrificio”.

En otro de sus libros de reciente edición en español, La locura de las ninfas —que recoge una serie de conferencia que dio en 1991 en el Colegio de Francia—, trata en cambio el tema de la posesión, que, dice, “está en todo lo que escribo. Para los dos grandes dioses de la Grecia antigua, es decir Apolo y Dionisio, era el nudo central del conocimiento, es decir lo contrario de lo que se convirtió después, es decir un fenómeno patológico”.

En nuestro mundo, continúa, “la posesión da miedo, pero vista desde aquella perspectiva es la base del conocimiento. Y ese ensayo habla también del elemento del que nace la posesión, que es un elemento femenino: las ninfas”.

En una parte del ensayo, trata sobre la novela de Nabokov, Lolita, que en su momento fue tachada de pornografía y como himno de la pederastia, lo que habla de la ignorancia que existe alrededor de la literatura. “Eso vale para todos los autores, es como si Crimen y castigo se tomara por un manual para matar viejitas, esa manera de entender la literatura de una forma fáctica, es una desgracia”.

Finalmente, en cuanto a la locura, otro de sus tópicos predilectos, dijo que “es una palabra sin definición; hay diferentes maneras de considerar locas algunas actitudes”

Agregó que “Desde el principio esta cosa me acompaña, porque hoy el significado de locura desde un punto de vista psiquiátrico es extremadamente pobre; en griego manía erótica, que era locura, según Platón, por boca de Sócrates, es la vía principal de conocimiento, por lo que hay que ser cautos en tratarla, porque es una palabra que asume significados totalmente diferentes dependiendo de la situación”.

Sobre su atracción por el pasado, precisó: “Aquí hay una confusión, que si uno habla del pasado habla de algo lejano. En mis libros el pasado es exactamente lo que tenemos alrededor nuestro, es difícil ver esa relación pero por ejemplo los científicos hoy, sobre todo los que se hacen llamar neurocientíficos, han entendido tarde que su problema central es la conciencia, el puro hecho de ser consciente que salgo que pertenece a todos nosotros. Entonces si alguien lee los textos védicos de los que hablo en mis libros, se da cuenta que quienes los escribieron hablaban exactamente de esto y sabían mucho más que nosotros, por lo que no es un pasado en el sentido de algo que se perdió, es algo que está frente a nosotros”.

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