El novelista y su doble

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    Descendiente de Robert L. Stevenson, que escribió El Dr. Jekyll y Mr. Hyde, una fábula sobre el doble, Graham Greene al final de su vida decía estar seguro de la existencia de otro hombre llamado Graham Greene y de ignorar cuál de los dos era él. Nacido en l904, en Great Berkhamstead, Inglaterra, y muerto 87 años más tarde en Suiza, fue autor de novelas, relatos, obras de teatro, libros de viajes y guiones para cine. Afirmaba que el escritor no escoge sus temas, sino que son los temas quienes eligen al escritor, se le imponen y se dejan escribir por él.
    Sus esfuerzos estuvieron encaminados a dar dimensión moral y recrear con lucidez los conflictos en el inconsciente de sus personajes, a describir las reacciones del hombre en una sociedad injusta e hipócrita. Su primer gran éxito llegó con la publicación de El tren de Estambul, novela que pronto fue llevada al cine.
    Muchos de sus argumentos recrean hechos reales a partir de su experiencia como miembro de los servicios de espionaje británicos; tramas dinámicas, en no pocos casos, relacionadas con procesos sociales o conflictos bélicos. Varios de sus escritos fueron llevados a la pantalla, y algunas de sus obras de teatro montadas en Londres. La sala de estar fue representada con éxito en los principales teatros del mundo.
    El arte de Greene no busca efecto sensual, sino eficacia expresiva; la escritura directa, funcional, cercana al quehacer periodístico, otorgó fuerza y verosimilitud a sus historias. Traducido a las principales lenguas, es una referencia obligada.
    Los sentimientos de culpa, pecado, degradación moral, injusticia, redención, son tratados con honestidad intelectual. Mediante las acciones de sus personajes describe la lucha entre el bien y el mal, la duda, la gracia, la lealtad a toda prueba y la traición más censurable, el vicio extremo y el heroísmo.
    Sus personajes son antihéroes y, en no pocas ocasiones, verdaderos hijos de puta. En ese sentido, vista su narrativa desde un ángulo limitado, su planteamiento se antoja maniqueo, mas la penetración psicológica que logra trasciende dicha visión de las relaciones sociales.Entre las novelas más valoradas por la crítica se cuentan Brighton, parque de atracciones, El poder y la gloria, El ministerio del miedo, El revés de la trama y El factor humano. Es autor de uno de los mejores cuentos que se hayan escrito en cualquier lengua, “Los destructores”: el desenfado, la tensión dramática, la caracterización de los personajes, el equilibrio en la evolución del texto y la inocente maldad de los protagonistas son insuperables.
    Nunca le interesó escribir libros de suspenso a la manera tradicional: los suyos recrean los conflictos psicológicos, el ahogo del hombre acosado. Sus escritos indagan las razones de la violencia en que está inmersa la vida moderna. Asumía que el arte debe mostrar formas alternativas de conducta, capaces de ayudar al hombre a encontrar el sentido de su vida.
    Con un anticipo de su editor, en l938 vino a México a fin de escribir un libro sobre la persecución religiosa que, después del mandato del general Calles, persistía como eco de la guerra cristera en los estados de Tabasco y Chiapas. Nacieron Caminos sin ley y El poder y la gloria. Dijo: “Entonces sólo me proponía escribir aquel único libro, encargado por un editor, sobre la persecución religiosa. No tenía la menor idea, ni siquiera cuando volví a Inglaterra, de que una novela, El poder y la gloria, surgiría de mis experiencias”.
    Durante los ataques aéreos a Londres la noche del l6 de abril de l941, fue parte de las brigadas de rescate: heridos, gente desangrándose, moribundos renegando de Dios, enfermos saliendo del hospital a todo correr para escapar de las bombas, un sacerdote dando la confesión a través de una hendidura entre los escombros a una pareja herida con su hija, perdida toda esperanza de que alguien pudiese rescatarlos con vida. Estuvo por encima de los sucesos a su alrededor, y ni bajo las más extremas condiciones de subsistencia dejó de crear: “Para un novelista, su novela es la única realidad y la única responsabilidad.”
    Dio a los sueños especial acogida en su obra. “El inconsciente –decía– es un negro que me ayuda a escribir”. No es casual que sus personajes, con demasiada frecuencia, tengan sueños y pesadillas que se describen con abundancia de detalles, hasta el punto de integrarse de manera natural a la historia. Escribió: “Los sueños tienen especial importancia para mí cuando escribo. La génesis de mi novela Campo de batalla fue un sueño, y El cónsul honorario también empezó con un sueño. A veces es tal la identificación con un personaje que el autor sueña los sueños de él y no los propios.”
    Difícil es resumir una existencia en tantos aspectos seminal, como fue la de Graham Greene. Más aún, referirse con suficiencia a cada una de las tareas que la ocuparon. Con todo, hay dos o tres aportaciones que no pueden dejar de citarse: redimensionó la psicología de los personajes, dio especial impulso a la novela política y de espionaje, y desarrolló una expresión literaria directa y ajena a la retórica.

    *Ramiro Aguirre es escritor.

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