El legado intangible

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Dice Verónica Bernal, al referirse a su travesía desde 2002 como directora del Festival de Música de Morelia —que en este año llega a su edición 26—, que “si sólo traes artistas para conciertos esto se vuelve muy efímero, a pesar de la experiencia de vida, pero el legado que dejamos a los estudiantes de música del país es la parte fundamental. Tenemos un público muy asiduo, pero también hemos tratado en los últimos años de ir generando nuevos públicos, porque el de ahora, mañana ya no estará”.

Bernal, quien estuvo días atrás en FIMPRO de Cultura UDG para participar en un taller-conferencia sobre el diagnóstico de la música clásica en Latinoamérica, cree que se debe hacer un gran trabajo con los jóvenes para que no vean a esta música como algo ajeno a ellos, lo que en parte se debe a que normalmente no han crecido con ella.

“El entorno es tan cambiante por la tecnología que necesitamos estar inmersos en innovación, en creatividad para acercarnos a los públicos, convertirnos en conciertos más didácticos, no tanto para espectadores;  que haya más vinculación”, dice respecto a cómo debe plantearse un espectáculo de la llamada música culta.

Aunque Bernal sabe que si tiene gran asistencia a los eventos del festival que dirige —lo cual se debe a ciertas condiciones especiales como que se realice en una ciudad que también cuenta con uno de los más importantes conservatorios musicales a nivel internacional— también está consciente de que esto normalmente no pasa así en el país e incluso en otros conciertos en el mundo, y entonces el reto es “escuchar al público; a veces se programa atrás de un escritorio”.

Si esto se debe a una desconexión entre auditorios y promotores culturales, el modelo educativo sin duda está también imbricado en ello, porque “si hubiera políticas públicas más definidas, donde en el programa educativo desde el preescolar comenzaran con música, en veinte años este país, en este problema en que estamos inmersos, sería otro, porque la música te da sensibilidad. Te hace mejor ciudadano y más receptivo a lo que sucede a tu alrededor; esa armonía nos urge”.

Pero igualmente cree que dentro de la política cultural, se debe dar mayor apoyo fiscal a las empresas en este campo para que puedan invertir en las artes, ya que tal iniciativa ha sido exitosa en otros países. Ello sin dejar de pugnar porque no disminuyan los presupuestos gubernamentales en cultura.

En cuanto al trabajo de apoyo que lleva a cabo Conaculta con coros y orquestas en México, cree que es loable y ayuda a bajar los niveles de violencia, pero “debe venir una política de fondo que no sea sólo por un sexenio”.

Bernal recuerda que estos festivales musicales “no son lucrativos, ninguno en el mundo paga con lo que ingresa en taquilla la producción del evento, pero te paga lo que estás invirtiendo en las personas. Esto es intangible pero a la larga ayuda a bajar los índices negativos de un país”.

Pese a lo que ofrece, hay personas que no quieren pagar por una oferta cultural, pero sí por otras propuestas más comerciales, y sobre ello Bernal dice que “es fundamental; la cultura debe de costarnos aunque sea un poco, porque si no, no la valoras, y tampoco hay respeto para los intérpretes”.

Sobre el olvido o la ignorancia que en los medios principales hay de lo artístico, Verónica Bernal invita “a Televisa y TV Azteca a que vean que la cultura es la única base”, porque si sólo cubren espectáculos comerciales “a la larga qué, están apoyando sólo a lo plástico y efímero. Los medios tienen que involucrarse y sumarse, e invertir más. En la cultura se invierte, no se gasta, y así lo debemos ver todos”.

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