El legado de Nelson Mandela

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…Atesoro en mi corazón el ideal de una sociedad democrática y libre, en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que espero alcanzar. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir.
Nelson Mandela

Nelson Mandela es un personaje que marcó un nuevo comienzo en la historia de Sudáfrica y que durante toda su vida luchó por alcanzar un ideal: el respeto a los derechos de todos los seres humanos.

Tras su reciente deceso, ha dejado un eterno legado en cuestión de la defensa y promoción de los derechos humanos, tanto para el continente africano como para todas las naciones en el mundo.

Sin lugar a dudas, la biografía de Mandela resulta inspiradora por la incansable lucha que mantuvo desde la década de los cuarenta, cuando a la edad de 24 años decidió unirse al Congreso Nacional Africano, con la firme convicción de promover la libertad, la democracia y la igualdad de derechos entre todos los sudafricanos, para darle fin a un contexto político y social en el que prevalecía el racismo, la dominación y la explotación de la población blanca —la  que a pesar de ser minoría, era la que gobernaba y gozaba de mejores condiciones económicas— sobre la raza negra —la cual en su mayoría se encontraba en condiciones de pobreza y sin acceso a la educación.

En el camino por acabar con la segregación racial promovida por el sistema conocido como Apartheid y defendido por el Partido Nacional que gobernaba en ese tiempo, Mandela fue encarcelado durante 27 años. Sin embargo, jamás desistió de su lucha. Por el contrario, se mantuvo firme en sus principios de libertad, justicia e igualdad.

En 1990 por fin fue liberado y pudo continuar con su misión, dejando atrás el rencor y renunciando en todo momento a cualquier provocación que pudiera generar violencia.

En una vida que simboliza el triunfo del espíritu humano sobre el dominio del hombre por el hombre, Nelson Mandela recibió en 1993 el Premio Nobel de la Paz, aceptándolo en nombre de todos los sudafricanos que sufrieron y se sacrificaron por la libertad de su país.

En 1994 pudo ver realizado parte de su sueño, al conseguir que tuvieran verificativo las primeras elecciones democráticas por sufragio universal, proceso que le valió para convertirse en el primer presidente de color en Sudáfrica y con lo cual marcó el inicio de una nueva historia, en que los valores democráticos, de libertad, justicia, paz, educación e igualdad de oportunidades pudieran materializarse a través de las leyes y el respeto mutuo entre todos los habitantes de su país.

En el marco del Día de los derechos humanos, conmemorado cada 10 de diciembre y que fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1950, vale la pena tomar conciencia sobre el legado de este personaje que dedicó su vida a promover la justicia, la libertad y la paz, como base para el desarrollo y la dignidad de las personas, mensaje que también se extiende a través de la Declaración Universal de Derechos Humanos como un ideal común para todas las naciones y pueblos del mundo.

En nuestro país, esta tarea representa para el Estado la exigencia de proveer y mantener las condiciones necesarias para que, dentro de una situación de justicia, paz y libertad, las personas puedan gozar realmente de todos sus derechos, porque el bienestar común supone que el poder público debe hacer lo necesario para que de manera paulatina sean superadas la desigualdad, la pobreza y la discriminación.

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