El lado B del amor

1125

Miguel Lugo habla con pasión del teatro, reflexiona con rapidez, y no deja que se escapen sus ideas. Las respuestas del director y catedrático poseen emoción, pero también claridad y experiencia en lo relacionado a las artes escénicas. Años de trabajo se traducen en destacadas obras que han logrado cimentar una trayectoria sólida y de satisfacciones, aunque también de continuos desafíos.

Malicia, el amor no conoce la virtud, la puesta en escena que dirige actualmente, representa un antes y un después en la ruta profesional de Lugo, quien dice no creer en discursos gastados, como el de la creación de públicos: “Cada vez hay menos interés por las producciones locales. Los creativos tenemos que cuestionarnos seriamente por qué la gente prefiere ver otras cosas en lugar de asistir al teatro”.

La nueva obra del director está compuesta por una serie de textos mordaces que sostienen la acción en escena. El punto de partida es la novela Las amistades peligrosas, de Pierre Chordelos de Laclos, aunque incorpora fragmentos de literatura erótica de autores como el Marqués de Sade, Georges Bataille, Guillaume Apollinaire y Leopold von Sacher-Masoch.
“El proyecto surge a principios de este año. Así, cuando comenzamos la parte de exploración y de trabajo, tanto de mesa como de creación, decidimos sumarle ideas y conceptos alrededor del tema principal, que es finalmente la posibilidad corrosiva del amor, la malicia y la dependencia”.

Sobre el resultado final de esta producción, que comenzó su temporada el pasado 4 de octubre en La Casa suspendida, Miguel Lugo dice: “Ya tuvimos la oportunidad de observar la reacción del público. Vemos que es un texto complicado, que implica un trabajo de concentración especial para el actor. Es una obra minimal: hay sólo la escenografía indispensable colocada estéticamente y la participación de tres actores”.

Con la actuación de Marisol Méndez, Carlos Hugo Hoeflich y Dani Fer Ortiz, Malicia, el amor no conoce la virtud, es una puesta en escena que rinde homenaje al erotismo y que centra sus posibilidades en el uso de la palabra: “Es un trabajo de acción que nos da la oportunidad de exponer temas contundentes y vigentes, que tienen una relación con el ser humano, con los individuos, con la esencia pura del teatro. La obra nos muestra el lado B del amor, la posibilidad corrosiva que tiene para destruirnos. Hay un fragmento que dice: qué sería de la vida sin la muerte diaria”.

La Casa suspendida, su futuro como espacio dedicado a la escena, es un tema que no puede escapar de la conversación, debido al anuncio de su próximo cierre. Lugo comenta: “Me encargo de la dirección artística desde seis años y conozco la problemática para sostener el lugar, que no es algo nuevo. Perdimos el vuelo, no hay manera de recuperarlo a causa de la poca asistencia del público. El proyecto fue interesante y generoso en muchos sentidos, pero termina un ciclo y queremos celebrarlo con un montaje que estará a cargo de Sara Isabel Quintero, quien es la directora general del espacio. Esperamos que con esa última producción la sala logre llenarse, aunque eso depende de la voluntad del público”.

Artículo anteriorCuidados de reina
Artículo siguienteDictámenes Núm. IV/2014/158, IV/2014/197 y I/2014/208