Hemos llegado a un extremo tan vergonzozo que indigenismo significa en este país irresponsabilidad gubernamental, pero también una degradante falta de conciencia colectiva sobre la existencia de los grupos indígenas en México.
En los últimos diez años los indígenas de Jalisco son objeto de la inequidad en todos los órdenes, presentan índices de marginación alto y muy alto de acuerdo al Consejo estatal de población (COEPO).
En las poblaciones indígenas el 44 de la población es analfabeta, el 95 por ciento de las viviendas tienen piso de tierra y el 94 por ciento carecen de energía eléctrica, datos que enmarcan una demostración de pobreza extrema,exclusión y discriminación.
Sobre esta clase de conclusiónes se elaboró el libro Rezago indígena: Trabajo, educación y nutrición, un estudio elaborado por el sociólogo y activista José de Jesús Loza Sánchez editado por Temacilli y la Universidad de Guadalajara. Texto de 127 páginas presentado el 23 de febrero pasado en el Fondo de Cultura Económica (FCE).
El presentador y prologista del libro fue el maestro Tonatiuh Bravo Padilla, rector del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, quien en su participación dijo que “para hacer un libro así se necesita pasión y entrega a las causas que reinvindican a los grupos marginados de nuestro pais y el compromiso del autor con ellas es evidente”.
Este libro es una propuesta cuyo esquema es la participación horizontal que logre recrear y potencializar la dinamica social desde abajo, es decir, desde los propios sujetos involucrados, comentó Bravo Padilla.
Para el autor, el orígen de la degradación de las comunidades indígenas esta en “quienes ejercen el poder en una sociedad y no respetan la dignidad individual y colectiva de los ciudadanos, producen pobreza y esa discriminación instituciónal vulnera más a las comunidades indígenas”, señala.
