El doctor de mascotas

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En los últimos días, Vicenta, una perrita de seis años que fue rescatada de la calle por Rodrigo González cuando era apenas una cachorra, había estado comportándose rara. Según su dueño, no era tan activa y no mostraba efusividad alguna. Incluso parecía temerosa.
Al darse cuenta, Rodrigo decidió acudir a la clínica de veterinaria de la Universidad de Guadalajara, ubicada en las instalaciones del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, para que diagnosticaran que le ocurría a su mascota.
“Nos preocupamos, porque ella siempre nos recibía muy cariñosa y últimamente hasta se escondía de nosotros”, comentó Rodrigo, vecino de la colonia Oblatos.
De acuerdo con el director de la clínica, Mario Alberto López Amezcua, la recomendación que hacen los especialistas es llevar a las mascotas al médico veterinario al menos dos veces al año, pero es importante que acudan cuando noten algún cambio de actitud o de comportamiento en los animales, pues puede ser un síntoma que permita detectar alguna enfermedad.
“Esos son indicativos de que están empezando a tener algún problema y es cuando deben traerlos, porque a veces vienen con animales enfermos cuando ya es tarde y no podemos hacer mucho”.
La clínica de veterinaria de la UdeG ofrece diversos servicios, como consulta externa, cirugía, medicina profiláctica, vacunación, desparasitación, rayos X, ecografías, terapia alternativa, farmacia y de manera reciente medicina homeopática vinculada a los animales.
Los costos de los servicios varían de acuerdo a lo que se requiera, pero hay algunas tarifas establecidas, como la de consulta externa, que es de 50 pesos o el de algunas placas de rayos X, que son de hasta 80 pesos.
“Es un servicio a la comunidad. Lo que intentamos con estos costos es recuperar el material utilizado. El dinero se va a tesorería y regresa en el presupuesto asignado al Departamento de Medicina y Veterinaria”.
Los casos que mayormente se presentan en la clínica son problemas infectocontagiosos, problemas como la diabetes mellitus, trastornos hepáticos o renales, cardiovasculares y respiratorios, así como problemas ortopédicos y traumatológicos, fracturas producto de atropellamientos o caídas.
Los animales que principalmente atienden son perros y gatos, aunque también reciben casos de reptiles, roedores, aves, entre otras mascotas.
De acuerdo con Mario Alberto López Amezcua, la demanda de estos servicios ha aumentado en los últimos años. Tan sólo en la clínica registraron hasta dos mil casos clínicos al año.
“La medicina veterinaria hoy es uno de los mercados más grandes en Europa y Estados Unidos. En México en los últimos 15 años ha estado creciendo muchísimo. Hay mucha demanda de servicios veterinarios, sobre todo de calidad”.
La clínica tiene más de 37 años en servicio, en los que también se han presentado casos de personas que llevan mascotas exóticas adquiridas en el mercado negro.
“Tratamos de hacerles ver que no deben poseer esos animales, porque además de que no está permitido, son especies que generalmente nos traen por problemas de nutrición, que presentan enfermedades metabólicas, porque los dueños no están enterados de los cuidados que deben tener”.
El director de la clínica añadió que quienes llevan los casos son médicos veterinarios titulados. La mayoría cuenta con una especialidad, aunque también colaboran practicantes profesionales.
Uno de los servicios con los que no cuenta la clínica es el de hospitalización, pues carecen de un espacio adecuado. Este problema quedará resuelto una vez que se ponga en marcha el Hospital Veterinario para Mascotas, que depende del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias.

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