En México tenemos una gran biodiversidad, incluso con especies que no existen en otras partes del planeta, por lo que se encuentra entre los primeros lugares de las listas de riqueza natural. En 1992, Mittermeier y Goettsch mencionaron que se han descrito 26 mil especies de plantas, 282 de anfibios, 707 de reptiles y 439 de mamíferos, lo que “coloca a México como un país megadiverso, con al menos 10 por ciento de la diversidad terrestre”.
Lamentablemente, la pérdida del hábitat para muchas especies por los fenómenos de urbanización, desarrollo de zonas turísticas, el comercio ilegal de especies, la tala clandestina, el cambio climático, entre otros factores, así como la falta de marcos normativos que regulen las actividades humanas que afectan la vida silvestre, se reconocen como las principales amenazas para las biodiversidad mexicana.
Pocos se detienen a pensar en lo que tenemos y lo que hemos perdido ya. De continuar con este ritmo de destrucción, puede desaparecer a mediados de este siglo hasta un 35 por ciento de las especies en todo el mundo. Aunque la extinción biológica es un fenómeno natural, la realidad es que la velocidad de la pérdida que actualmente se experimenta es aterradora y nos depara un futuro incierto.
En el informe de “Las diez especies mexicanas más icónicas en peligro”, del Centro para la Diversidad Biológica (2018), se señala que la mayoría de éstas están protegidas sólo en papel y, aunque el gobierno mexicano empezó a publicar la lista de especies extintas, amenazadas, en peligro de extinción y “bajo protección especial” en 1994, hace más de 20 años, la realidad —según este informe— es que son muy pocas las que se han recuperado y todavía hay muchas especies amenazadas; de la misma manera se menciona que en México, bajo la regulación mexicana, oficialmente hay 49 especies consideradas extintas, 475 en peligro, 896 amenazadas y mil 185 bajo protección especial. Continúa el informe señalando que, a pesar de lo anterior, el gobierno mexicano no ha actualizado la lista oficial de especies en peligro, conocida como la Norma Oficial Mexicana NOM059, desde 2010, lo que hace difícil conocer cuál es la situación que prevalece en la actualidad.
Las diez especies a las que hace referencia el informe son: la vaquita marina, tortuga laúd, lobo mexicano, ajolote mexicano, guacamaya roja, mariposa monarca, coral cuerno de alce, pepino de mar, orquídea monja blanca y jaguar.
Hace uno días la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), reportó la reaparición del roedor conocido como “rata canguro de San Quintín”, esto a más de tres décadas después del último avistamiento en 1986. Desafortunadamente, no es una noticia frecuente con respecto a las especies denominadas icónicas, por ejemplo el caso de la vaquita marina ha sido ampliamente difundido sin resultados positivos. Es urgente que la normativa sea actualizada para conocer el estado real que guarda el problema en México, conocer las amenazas y proponer soluciones a corto, mediano y largo plazo.
Cabe mencionar que el pasado 22 de mayo se celebró el Día internacional de la Diversidad Biológica y este año se cumplen 25 del Convenio sobre este tema que México firmó con países de todo el mundo, lo cual ha dado como resultado algunos avances en esta materia, como la guía científica para la conservación de la diversidad biológica; también han entrado en vigor las estrategias y planes de acción del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad y el Protocolo de Nagoya, que tiene que ver con el acceso a los recursos genéticos. Sin embargo, aún faltan muchas cosas por corregir y mejorar, es momento de que pensemos en la biodiversidad como parte principal de las acciones y decisiones que tomemos para el futuro, en eso tienen que comprometerse también quienes aspiran a puestos de elección popular.
