El desafuero y la democracia

    701

    A raíz del desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por una mayoría de diputados priístas y panistas sucedido en días pasados en la Cámara de Diputados, ha surgido un debate en México sobre si esta decisión realmente fortalece o, al contrario, debilita la incipiente democracia mexicana. Al respecto, me permito poner a su consideración las siguientes reflexiones.
    1. En una sociedad moderna y verdaderamente democrática, el fuero que gozan los gobernantes no debería de existir, porque esta figura jurídica los pone al margen de la ley y los dota de impunidad, cuando, se supone, que los representantes populares deberían ser ejemplo en el cumplimiento del Estado de derecho. De hecho, en una sociedad verdaderamente democrática todos deberíamos ser iguales ante la ley y ser sujetos, por lo tanto, de responsabilidad. En este sentido, tendríamos que pensar en eliminar esta figura que data de la época de la revolución francesa y que se incorpora a la legislación mexicana desde la época independiente. Sin embargo, su existencia, aplicación selectiva y uso con fines claramente políticos en México para tratar de evitar que AMLO pueda llegar a la presidencia de la república en el 2006, sin duda, que es incorrecta y, por lo tanto, reprobable.
    2. De acuerdo a la teoría política, la democracia es un sistema político en la que los ciudadanos, en libertad, eligen a sus gobernantes y solo estos pueden, en ciertos casos y bajo ciertos procedimientos, revocar su mandato. Este es el caso, por ejemplo, de la figura conocida como impeachment o recall que existe en los Estados Unidos y que recientemente fuera utilizada en el estado de California para remover al gobernador Davis. Igualmente pasa en varios países europeos, donde existen mecanismos institucionalizados y legales para revocar el mandato a un gobernante sustentados en la participación de la sociedad, ya sea por excesos, corrupción, mal desempeño o, incapacidad para gobernar. Sin embargo, en el caso mexicano no son los ciudadanos los que está decidiendo la permanencia o no de un gobernante, ni los tribunales, sino sus adversarios políticos, lo cual resulta contrario a todo principio democrático.
    3. Por tratarse de un gobierno local, a pesar de que sea sede de los Poderes de la Unión, la Asamblea de Representantes de Distrito Federal y no la Cámara de Diputados Federal, debería ser la que esté facultada para conocer y revisar los casos de desafuero de sus gobernantes y no un poder federal. Su intromisión constituye una clara violación a la autonomía del gobierno local, lo cual resulta lesivo, desde la perspectiva de los principios republicanos y federalistas.
    Finalmente, creo que el desafuero de AMLO debilita la naciente democracia mexicana y pone en riesgo la incierta transición, ya que en una sociedad abierta, hablando en términos popperianos, el poder político se obtiene en las urnas con el apoyo del voto popular y no mediante artimañas legaloides, castigos desproporcionados y campañas de desinformación financiadas por el Estado, que lo único que buscan es confundir a la población y lucrar políticamente con un caso que nos debe avergonzar a nivel internacional. Quienes enarbolan la democracia como bandera electoral, se dicen liberales y, a su vez, apoyan la exclusión de AMLO en la elección del 2006, realmente desconocen los principios mínimos sobre las que se sustenta toda democracia moderna. Son demócratas de discurso e intolerantes de hecho.

    Investigador del CUCEA.
    azepeda@cucea.udg.mx

    Artículo anteriorPaola Chaurand Lara
    Artículo siguientePugna de políticos: perdedor el ecosistema