El camino de los migrantes

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El fenómeno migratorio ha crecido notablemente durante las últimas décadas. Todos los días miles de personas se ven forzadas a abandonar sus lugares de origen por conflictos y problemas sociales, aunque el más poderoso incentivo es tener mejores condiciones de vida con un trabajo bien remunerado, lo que ha provocado que las personas decidan desplazarse hacia países de rápido crecimiento económico o que ofrecen mayor seguridad. Esta situación, además de tratarse de un fenómeno demográfico, se ha convertido en un asunto político, humanitario y económico, en que se mezclan factores de incertidumbre y complejidad.

Según la ONU, el número total de migrantes internacionales ha aumentado de  175 millones en 2000, a 244 millones de personas en 2015. Uno de cada 10 migrantes tiene menos de 15 años de edad.

Este escenario impone diversas exigencias, tanto al interior de nuestras fronteras como al exterior, ya que México se encuentra entre los países con el mayor número de migrantes, el segundo lugar en el mundo, con 12.3 millones en 2015. Además, la posición geográfica de México lo convierte en un importante punto de tránsito para los migrantes de Centro y Sudamérica, lo que genera diversos retos en materia de políticas públicas.

Estados Unidos es el principal destino de los migrantes mexicanos, ya que alrededor del 98 por ciento se dirige a ese país; le siguen Canadá y España, que están dentro de la lista de los tres principales destinos de la migración mexicana, con un poco más del 1 por ciento del total.

En cuanto al número de migrantes por estado de nacimiento, entre 2009 y 2014 las personas que emigraron internacionalmente nacieron en el Distrito Federal (10.5 por ciento), Michoacán (9.7 por ciento) y Guanajuato (9.5 por ciento).

La migración de niños cobra relevancia, ya que en algunos de los casos no son ellos quienes toman la decisión de viajar. Tan solo en 2015 fueron aprehendidos alrededor de 24 mil menores en México, de los cuales la mitad viajaba sin compañía, mientras que aquellos que llegaron a Estados Unidos y los detuvieron en tal condición, ascendieron a 50 mil en 2014.

Salir del país de origen representa un trayecto largo y tortuoso para la mayoría de los migrantes. La inseguridad es el escenario común al que deben enfrentarse, pues las consecuencias son desastrosas: secuestros, reclutamientos, desapariciones y homicidios constituyen algunas de las causas que les impiden conseguir el tan anhelado sueño americano, y hasta ahora no hay información exacta que permita conocer cuál es la realidad.

El panorama para los migrantes se vuelve aún más sombrío, pues con la llegada del nuevo presidente de Estados Unidos la situación toma distintos matices. Sus discursos con retórica agresiva hacia los migrantes desde su campaña y la propuesta de una “política de tolerancia cero”, continúa.

Ahora más que nunca se requiere de cooperación y de acciones colectivas entre los países, además de que México, Centro y Sudamérica establezcan estrategias que generen empleo que permitan una mejor calidad de vida para sus habitantes. De otra manera el flujo de migrantes seguirá creciendo sin que haya nada que pueda contenerlo.

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