El arte como un derecho

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La figura de un México roto en medio de un suelo árido; infantes como promesas quizá inconscientes de serlo; elementos que remiten al arte, la educación y la ciencia y que son representados en el mural que lleva por nombre La reconstrucción, obra del pintor tamaulipeco Obed Calderón, estudiante de la licenciatura en Artes Visuales para la Expresión Gráfica del Centro Universitario de Arte Arquitectura y Diseño de la Universidad de Guadalajara.

La pintura mural fue inaugurada el pasado jueves en la biblioteca de la Escuela Primaria Urbana No. 19 Niños Héroes, ubicada en la Colonia Centro de Guadalajara. La reconstrucción fue pintada al fresco, una técnica por la cual Obed tenía interés desde tiempo atrás. “Todo mundo me decía que era muy difícil, que no se podía. Tenían razón en lo de muy difícil”, contó Calderón. Uno de los mayores retos de la técnica, a decir de Obed, “es que una vez que se aplica el aplanado de cal y marmolina tienes alrededor de una hora y media para pintar, porque se seca”.

Por la magnitud del trabajo y las fechas estipuladas, Calderón solicitó la ayuda de Édgar David González Vázquez, compañero suyo en la licenciatura. Además, el tamaulipeco fue asesorado por Cuahutlatohuac H. Xochitiotzin —muralista tlaxcalteca—, Diana Malatore —restauradora del Instituto Nacional de Antropología e Historia— y Gustavo Alemán —maestro de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente.

El servicio social de Calderón consistió en la realización del mural, cuyo proceso tomó un año, desde las pruebas y el apagado de la cal hasta los últimos detalles ya sobre el muro. Es la primera obra en este formato que realiza Obed, para quien es muy significativo el que su mural esté en una escuela primaria: “Para mí es dejar una obra que ya no es mía sino que es de los niños y es patrimonio de la escuela, para que los niños puedan observar que son protagonistas de esa obra.”

Obed cuenta que mientras estaba trabajando en el mural, los niños se asomaban y le preguntaban: “¿Qué están haciendo, qué están haciendo?”, y él respondía: “Es un mural para ustedes”. Algunos le daban las gracias y otros decían que ya querían verlo. Para Calderón esta experiencia fue muy gratificante: “Ahí me di cuenta de que a los niños sí les interesa (el arte), no les es indiferente.”

El pintor tamaulipeco considera que “el acceso a la cultura y a las artes debe de ser como la medicina o como la educación: todos tienen que tener derecho.”

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