El agua que se nos va

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De acuerdo al documento de Estadísticas ambientales presentado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de este año, en Jalisco el abastecimiento público de agua proviene en un 10.7 por ciento de manantiales, en comparación con un 85 por ciento que es extraído de pozos.

No obstante, la cantidad de agua de los pozos comienza a decrecer, por lo que las alternativas para compensar el abastecimiento hidrológico las han centrado en las últimas décadas en la propuesta de construcción de nuevas presas.

Para el doctor José Arturo Gleason Espíndola, profesor investigador del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), el problema del suministro de agua por el que atraviesa no sólo Jalisco, sino otros estados del país, estriba en una falta de voluntad política, al mismo tiempo que en una necesidad de evidenciar con mega obras —como la construcción de presas— el dispendio económico.

“El SIAPA en Jalisco tiene identificados 30 manantiales que están desaprovechados. Así que nosotros desde la Universidad queremos promover el uso eficiente del agua, el cuidado y la conservación, antes que las megaobras. Hay pequeñas obras que pueden y deben hacerse”.

La zona conurbada de Guadalajara consume tres metros cúbicos de agua por segundo, mismos que el gobierno pretende aprovisionar a través de la presa El Zapotillo, con una inversión inicial de tres mil millones.

“Potencialmente, uno de esos tres metros cúbicos puede suministrarse con el aprovechamiento de manantiales actualmente ignorados, que están dentro de la ciudad, sólo que con una inversión menor”.

Un proyecto colaborativo

Con el objetivo de optimizar el aprovechamiento de los manantiales en la entidad, Gleason Espíndola coordina el proyecto “El rescate de los manantiales en la ZMG. El caso del manantial en la colonia Lomas del Pedregal”, ubicado en las faldas del cerro del Cuatro, en vinculación con estudiantes del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniarías (CUCEI) y del “Proyecto de acción profesional del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO)”, instancias que actualmente realizan estudios de calidad de agua e ingeniería civil, así como análisis de infraestructura y levantamiento topográfico.

La coordinación con la sociedad civil es una de las acciones propuestas por el proyecto, compuesto de cuatro vertientes: “primero, la identificación del funcionamiento del manantial en su forma natural; segundo, el análisis del funcionamiento de la infraestructura aledaña existente, así como de su restauración; tercero, la propuesta de urbanización arquitectónica que ayude al buen funcionamiento del parque, y cuarto, el planteamiento de una infraestructura ingenieril adecuada”.

El objetivo central de la investigación es concretar una metodología efectiva e innovadora que pueda repetirse en otros estados de la república e incluso en América Latina, en la que la población y las universidades se apropien, manejen y custodien el tratamiento del agua.

Agua que no deja de correr

Al igual que el manantial en Lomas del Pedregal, otros 30 están siendo desaprovechados para el consumo humano desde hace más de 40 años. Entre éstos se encuentran los de la unidad deportiva Tucson, de Los Colomitos (en el cruce de las avenidas Federalismo y Circunvalación), de la estación Atemajac del Tren Ligero, debajo del puente de Fidel Velázquez y Federalismo, y uno más en la parte baja del estacionamiento de Mexicaltzingo, donde brota el agua directamente de las paredes.

“Actualmente 500 litros por segundo se están yendo por el drenaje, entre todos los manantiales de los que tenemos conocimiento”, señala, aunque es probable que existan más que todavía no son reconocidos por las autoridades, de acuerdo a testimonios de ciudadanos de la ZMG. De ser así, apunta, “podemos asumir que son hasta mil litros por segundo los que están siendo desperdiciados”.

El plan de trabajo considera que el diagnóstico detallado de las condiciones actuales del manantial estudiado concluya en enero de 2014, para trabajar los siguientes dos meses con la comunidad y tener una propuesta definitiva en mayo. Las autoridades conocerán las conclusiones en junio, para valorar la posibilidad de obtener el presupuesto necesario para la aplicación de la investigación en 2015.

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