El Centro en el abandono

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Los habitantes de la zona Centro de Guadalajara gozan del beneficio de tener acceso a una gran cantidad de servicios a los que se puede llegar a pie o en bicicleta; además, vivir en las proximidades más antiguas de la ciudad despierta un sentido de identidad por el hecho de estar rodeado de lugares y edificios históricos, que además de ser un legado patrimonial, poseen un valor cultural.

Sin embargo, la falta de aplicación de las leyes y reglamentos urbanos produce “aberraciones” que motivan a que en algunos puntos de esta área la gente opte por irse a vivir a otras zonas más periféricas, afirma Ramón Reyes Rodríguez, jefe del Departamento de Proyectos Urbanísticos, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD). 

Según la plataforma del Inventario Nacional de Vivienda del INEGI en 2015, en el polígono delimitado por avenida La Paz, Calzada Independencia, Herrera y Cairo, y Enrique Díaz de León existen 2 mil 419 viviendas particulares habitadas, zona que en los últimos años ha sido afectada por la incidencia delictiva.

Reyes Rodríguez asegura que la falta de mantenimiento de casonas antiguas es uno de los muchos alicientes, pues “hay viviendas de gran valor patrimonial que están abandonadas y algunas habitadas por vándalos”. Señala que una parte de esa responsabilidad es el desacuerdo entre quien protege el patrimonio arquitectónico y el dueño de la finca, pues “no debe ser un edificio estático, debe ser dinámico; es decir, hay que darles uso y en lo posible adecuarlos para que sean habitables”.

No es una constante generalizada, pero en otros puntos del área, la falta de aplicación de los reglamentos de centros nocturnos impacta en la estabilidad de los residentes, pues se ven afectados por el ruido. “Si vivo en una casa y al otro lado tengo un bar, no puedo estar ahí mucho tiempo”.

Ante el anuncio por parte de las autoridades de crear un paseo peatonal de 2.5 kilómetros sobre avenida Alcalde, que pretende acabar con la circulación de 100 mil automóviles diarios, el investigador del CUAAD comparte que, aunque no lo conoce a fondo, “en principio es positivo (…), pero quien hizo el proyecto también tiene que contemplar el acceso vehicular para los que ahí viven. Actualmente no hay una oferta de estacionamiento digno para los que habitan en el Centro”.

El especialista concluye que este tipo de obras “tienen que ser para las personas que ahí viven y no para sacarlos y meter a una población nueva, como ocurre con el fenómeno de la gentrificación”, ya que los mejoramientos de espacios deben contribuir a la generación del tejido social y no a la pérdida de valores histórico y culturales.

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