Estamos a casi un mes de los festejos del Bicentenario de la Independencia de México y en lo personal no veo claro nada respecto a cómo celebraremos los mexicanos. No se siente en el ambiente un orgullo para echar porras y vivas por las fechas históricas.
No comentamos nada al respecto, pero sí de otros signos que poco a poco se están volviendo costumbre, por ejemplo, en Guadalajara, las “narcomantas”, las hieleras, los decapitados, los mutilados, los ejecutados. Ya no leemos con asombro esto.
La Parroquia en la que la madrugada del 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo lanzó el grito de Independencia; y el Plan de San Luis llamaba a la lucha armada para el 20 de noviembre de 1910. Esto dice la historia.
Nuestra historia se está escribiendo de otra forma, que los festejos no me dicen nada, y sólo queda en las altas esferas con megafiestas, y al pueblo pan y circo en la plaza.
