Eduardo Rodríguez Noriega

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Por su trayectoria académica, asistencial y en investigación, Eduardo Rodríguez Noriega, infectólogo y jefe de la División de Medicina del Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde e investigador y docente del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), recibió el pasado 22 de octubre el Reconocimiento al Mérito Médico que otorga el Consejo de Salubridad General del Gobierno de la República.

Además, como miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), obtuvo el grado III, el máximo en este organismo. A estas distinciones se sumó la recibida el 4 de noviembre, por parte de la Academia Nacional de Medicina, de la cual es miembro desde la década de los ochenta.

¿Por qué decidió ser infectólogo internista?
Porque a diferencia de otras especialidades, en ésta la gran mayoría de las infecciones las puede uno curar. En el transcurso de los años han ocurrido infecciones que son tratables, pero no curables, como el VIH. Hoy en día mi deseo es seguir trabajando hasta que termine mi vida en este ámbito terrenal, porque es un compromiso con los pacientes y estudiantes.

Uno de los problemas de salud que ha atendido es la influenza. ¿Cuál es el panorama actual?
Lo más difícil de la influenza es que no sabes lo que va a pasar. En 2009 fuimos sorprendidos cuando el mundo padeció la pandemia de la influenza viral, similar a la que ocurrió en 1918, año en el que hubo más de 50 millones de muertes, de gente joven de entre 15 y 35 años. Esa preocupación me hizo leer publicaciones acerca de la gran pandemia que venía. Después de años de ser infectólogo, no había visto el problema de influenza viral en mis pacientes. Una noche antes de lo que pudo ser una catástrofe, preparamos el mecanismo por el cual nosotros íbamos a estudiar a todos los pacientes que llegaran con síntomas parecidos a influenza, para darles tratamiento temprano con Oseltamivir. Lo que hicimos fue sencillo. Revisamos la literatura y diseñamos una estrategia para ver qué paciente ameritaba tratamiento temprano —todos—, qué paciente necesitaba hospitalizarse —algunos—, quienes necesitaban regresar el día siguiente —todos—, y quiénes tenían otra enfermedad. En esos meses tuvimos una muerte de arriba de diez mil pacientes. Los virus de la influenza no se han ido de México. No sabemos qué va a pasar en 2016. En las embarazadas, en los pacientes con diabetes, con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, ameritan tratamiento ante los primeros síntomas, porque de lo contrario, en horas pueden morir. Lo importante es que todos se vacunen cada año y estar siempre preparados.

¿Qué significan para usted la UdeG y el Hospital Civil de Guadalajara?
Para mí, son la misma entidad. Lo que me hizo regresar de Estados Unidos fueron estas instituciones, para tratar de hacer docencia en las especialidades de infectología y medicina interna. Por supuesto, los pacientes del Hospital Civil siempre son número uno, pero si uno no hace una buena enseñanza en las nuevas generaciones, la asistencia que darán después de su preparación no será la adecuada. Lo que le digo a los alumnos es que el paciente es primero y que es muy importante reconocer cuando uno no sabe. Esas son las reglas más importantes. En medicina, si uno no está constantemente leyendo sobre lo que se publica día con día, vuelve a regresar al ‘no sé’. Este es uno de los grandes problemas, que la mayoría de la gente joven no entiende. Se nos debe enseñar el gran valor de siempre seguir estudiando.

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