Durruty Jesús de Alba Martínez

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Es apasionado por la astronomía y la divulgación científica, como lo constatan sus más de 300 artículos publicados en periódicos y revistas; además, Durruty Jesús de Alba Martínez, licenciado en Física por la Universidad de Guadalajara, es autor de algunos capítulos de libros.

De Alba Martínez labora en el Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM), de esta Casa de Estudio y es profesor de las asignaturas Introducción a la física y Leyes fundamentales de la física II.

Tiene 28 años en la institución, y desde hace 25 años se dedica a la academia, investigación y difusión en estas áreas.

Su más reciente colaboración internacional fue para la segunda edición de la Enciclopedia biográfica de astrónomos (Biographical Encyclopedia of Astronomers), en la que el universitario fue uno de los 430 autores del mundo y el único mexicano. La primera edición fue publicada en 2007 y la segunda en 2014.

La obra fue reconocida por la Sociedad Americana de Astronomía —con más de 100 años de existencia—, la que cada dos años distingue a un libro con aportaciones al conocimiento en esta disciplina. Por tanto, el premio “Donald E. Osterbrock” fue entregado a los autores, de manera compartida, el pasado 3 de enero durante la 229th Meeting American Astronomical Society, en Texas.

¿Cómo fuiste invitado a participar?
El vínculo inició a partir de los trabajos que he presentado en el taller de historia de la astronomía, de la Universidad de Notre Dame, actividad desarrollada cada dos años, que reúne a especialistas de todo el mundo. Respecto a la obra, participé en las dos ediciones: la primera con una contribución. Los aportes son continuación natural de los trabajos que he desarrollado sobre historia de la física y astronomía en México.

¿En qué consistió tu trabajo?
La segunda edición considera mil 800 bosquejos biográficos, de los cuales cuatro entradas me correspondieron: la del doctor John Macon Thome, astrónomo norteamericano, que desarrolló toda su actividad en Sudamérica y participó en uno de los grandes proyectos del catálogo de las estrellas del sur. También escribí sobre el padre de la astrofísica en México, el doctor Guillermo Haro Barraza (astrónomo, investigador y académico). Otro es el cardenal italiano y ahora santo, Roberto Belarmino, encargado de los procesos inquisitoriales contra Giordano Bruno y Galileo Galilei. Uno más de los personajes que describí fue el olvidado escritor y científico mexicano, don Carlos de Sigüenza y Góngora, quien creó y publicó la primera novela histórica del continente americano: Infortunios de Alonso Ramírez. Él conocía, además, la obra de Copérnico y Newton, entre otros. Por esto considero que como sociedad desdeñamos el cultivo del conocimiento y de la historia.

¿Hace falta más trabajo para rescatar y conocer sobre los astrónomos? ¿Crees que tu obra abone más datos al respecto?
Claro que sí, afortunadamente hay muchas personas interesadas. Desde que empezamos estos trabajos a la fecha, se han publicado esfuerzos por diferentes personas y grupos. Uno que está semiolvidado es el presbítero y doctor Agustín de la Rosa y Serrano, autor de libros de enseñanza de astronomía y astrofísica. Otros personajes importantes son fray Diego Rodríguez, además de don Severo Díaz Galindo, matemático, astrónomo y meteorólogo.

¿Cuál es tu sentir por el premio?
Fue una sorpresa. Hubo un intercambio de mensajes entre varios autores y muchos no entendíamos lo que implicaba, pero finalmente compartimos ese orgullo de haber contribuido a una obra fundamental para entender el quehacer de la ciencia astronómica.

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