Dormir es vital para nuestro bienestar

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    En alguna revista leí que las personas que no dormimos bien nos vamos deteriorando sensiblemente, y lo primero que notamos son unas ojeras de gran tamaño, bolsas en los ojos, la piel gris, etcétera, que nos hacen parecer 10 años mayores.
    En las dos últimas décadas el mundo occidental ha modificado sus costumbres cotidianas. Además de la velocidad que imponemos a todas nuestras actividades, es notoria la menor cantidad de horas que dedicamos al reposo nocturno, el que va de seis a ocho horas, según la edad de cada persona.
    Lo que más comúnmente aparece en las personas que duermen menos, en forma voluntaria, es la dificultad para concentrarse mentalmente, disminución de la velocidad para ejecutar actividades conocidas, decaimiento, desinterés, alteraciones del carácter y, muchas veces, somnolencia durante el día.
    En un simposio auspiciado por la OMS y la Federación Mundial de Sociedades de Investigación del Sueño, en 1995, fueron evaluados los trastornos referidos, en particular los relacionados con el insomnio, el padecimiento más frecuente entre quienes se quejan de problemas de sueño.
    Aunque este sea el más frecuente, no es el único. El ronquido con o sin apnea, provoca síntomas similares y a veces graves, porque la apnea es la interrupción de la respiración.
    Distintas hipótesis, confirmadas por los hechos, atribuyen al sueño la maduración neurológica del recién nacido y el niño, la reposición de energía física y psíquica, y resulta de fundamental importancia en los procesos de aprendizaje y preservación de la memoria.
    Debemos empezar por organizar nuestra vida. Quizás si damos una vuelta a la manzana antes de ir a la cama podamos conciliar mejor el sueño, hacer un poco de ejercicio en casa con algunas rutinas también sirve o darnos un baño con agua calientita.
    Estas fáciles acciones ayudarán a gozar de un merecido descanso.

    Maestra Lydia Martínez Sandoval,
    académica del CUCS.

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