Disentir del poder

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    El arte como transformador de la realidad y máxime los artistas como figuras de cara al poder. Con este principio, la revista La Tempestad edita su número 74 al que titula “Artistas del disenso”. De esta forma, la publicación efectúa un extenso y profundo análisis por diferentes disciplinas artísticas, a la vez que, recaba los testimonios de creativos, quienes dejan en claro el compromiso vital de provocar cambios sustanciales ante las estructuras que sostienen el poder.
    En entrevista, el escritor y ensayista argentino Alan Pauls es puntual y señala: “Soy un enemigo de la transparencia literaria”. Añade que la política no le interesa como algo encarnado en una trama, porque automáticamente reparte funciones, papeles y valores. “Lo que busco es simplemente centrifugar todo eso”, destaca.
    En su dossier, la revista indica: “No son éstos tiempos serenos. Y, sin embargo, muy poco está en discusión. Se nos dice que la “democracia” y el mercado son el punto final. Se debaten los matices, nunca el fondo. Pero, contra lo que postulan los defensores del consenso, democracia —política— es básicamente desacuerdo. ¿De qué manera articulan los artistas esta negativa a asentir? ¿A través de que formas visibilizan el disenso? No se trata de oponerse a lo que hay, sino de imaginar vías alternativas”.
    El antropólogo contemporáneo Néstor García Canclini presenta el artículo “¿Arte relacional o estética del disenso?”. Canclini menciona que quienes sólo imaginan la construcción de consensos olvidan que la política no es en principio el ejercicio del poder y la lucha por el poder. Advierte que la política es ante todo la configuración de un espacio específico, la circunscripción de una esfera particular de experiencia, de objetos planteados como comunes y que responden a una decisión común, de sujetos considerados capaces de designar a esos objetos y de argumentar sobre ellos. Así, la estética y la política se articulan al dar visibilidad a lo escondido, reconfigurando la división de lo sensible y haciendo evidente el disenso.
    La Tempestad incluye el ensayo “¿Arte sin artistas?” de Anton Vidolke y artículos sobre las obras del músico alemán Mauricio Kagel y el director de teatro polaco Krzysztof Warlikowski.

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