Días de Barro Negro

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La familia Mateos de Tonalá es la única que mantiene una técnica en la que el barro se tiñe de negro pasándolo sobre una fogata de hojarasca de eucalipto, y que se diferencia de las bien conocidas piezas creadas en San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, a partir de una especie de barro que al cocerse en el horno se torna negro.

Los artesanos de la familia son reconocidos a su vez por los motivos que graban sobre las piezas a partir de la técnica del esgrafiado, que significa raspar o rallar la capa superior de una superficie. “La mayor parte son símbolos o la imaginación del propio artesano que va plasmando sus ideas”, explica Pablo Mateos Ortega, una de las tres personas que preservan la técnica.

Con este conocimiento, Rigoberto experimentó con el ennegrecido y el esgrafiado del barro, la modalidad que heredó a sus hermanos Pablo y Eusebio, así como a su hijo Rigoberto Mateos Campechano, los únicos tres tonaltecas que actualmente conocen los pormenores de este arte y que lograron colocar su producción en un lugar formal e institucional como la sala de arte Jesús Guerrero Galván de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola, donde hasta el 28 de febrero expondrán cincuenta y cinco piezas de barro negro esgrafiado.

Pablo Mateos cuenta que su padre, el señor Pablo Mateos Solís, fabricó y comercializó loza utilitaria (jarros, platos, cazuelas, etcétera). Él introdujo a su hijo Rigoberto Mateos Ortega en el taller y consintió que otro artesano, el señor Armando Galván, lo instruyera en la técnica del barro bruñido, de la cual resultan piezas de aspecto brillante y terso, debido a que son talladas con piedra y pirita.

Mateos Ortega describe el proceso a grandes rasgos: “La pieza la metemos al horno para que reciba el fuego. Dura aproximadamente tres horas. Sacamos la pieza del horno y utilizamos para lo negro la hojarasca del eucalipto. Con esa hojarasca hacemos una fogata al lado del horno y vamos metiendo a la fogata pieza por pieza, la vamos rotando cada minuto o dos minutos, según como vemos que se va tornando oscura. Lo que hemos observado en ese momento es una oxidación natural”.

Y como toque final, “enjuagamos la pieza para quitarle todo el hollín y queda aparentemente limpia con una pulidita de franela”.

Para el esgrafiado, los hermanos Mateos y su sobrino bosquejan los dibujos sobre la pieza para luego hacer el tallado con herramientas especiales.

“Fuimos avanzando en cuanto a diseños y a la misma técnica, porque nos la enseñaron muy sencilla. Fuimos añadiéndole todo lo que se ve en la exhibición”, explica el artesano.

Por este trabajo, la familia fue acreedora al Premio Nacional de Ciencias y Artes 2006 del Gobierno Federal en la categoría Artes y tradiciones populares. También recibió el reconocimiento Artesano Corazón de Jalisco del Gobierno estatal en 2014.

Los reconocimientos, no obstante, resultan insuficientes para garantizar la permanencia de la técnica. Pablo Mateos Ortega revela que en los últimos años los alfareros de Tonalá ven con preocupación la proliferación de nuevos desarrollos inmobiliarios en las periferias del municipio donde solían abastecerse del barro elemental, además de que los productos de este tipo tienen poca rotación entre consumidores mexicanos.

La familia Ortega tiene ahora dos diseñadores como pupilos, pero las puertas del taller están abiertas para quien desee instruirse en el barro negro esgrafiado. De hecho, Pablo no esconde su interés por participar como instructor en las asignaturas relacionadas con el trabajo ceramista en el Centro Universitario de Tonalá.

Los horarios para ingresar a la exposición en la BPEJ (Periférico Norte Manuel Gómez Morín 1695, Belenes, Zapopan) son de lunes a viernes, de 8:00 a 18:00 horas. Fines de semana, de 9:00 a 17:00 horas.

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