Desplazan a Jalisco en remesas

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Guanajuato y el Estado de México desplazaron a Jalisco en la cantidad de remesas que envían los migrantes. Mientras en 2003 nuestro estado ocupaba el segundo lugar, ahora ha descendido al cuarto sitio, señaló Isabel Corvera, académica del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).
Jalisco pierde peso en el volumen de remesas. “Hay otros estados donde la migración al norte ha aumentado y por consiguiente envían más dinero que los de Jalisco”.
De recibir un 12 por ciento de las remesas en 2000, el año pasado Jalisco captó el 8.6 por ciento, es decir, alrededor de mil 440 millones de dólares.
Este fenómeno, explica la investigadora que estudia la migración desde hace cuatro años, obedece a un proceso en el que los migrantes comienzan a radicar de forma definitiva en Estados Unidos, por lo que se endeudan comprando casa, coche u otros bienes y dejan de enviar remesas a México. Estos migrantes son sustituidos por otros que llegan y envían dinero a sus familias, pero no necesariamente son de Jalisco.

“Remesas de bolsillo”

La investigadora del CUCEA, explicó que los datos del Banco de México no incluyen las “remesas de bolsillo”, es decir, el dinero que mandan nuestros paisanos mediante un tercero, por ejemplo, un amigo al que encomiendan entregar cierta cantidad de dólares a la familia. En consecuencia.
Sin embargo, la especialista consideró poco probable que el dinero enviado por los migrantes desplace del primer lugar las divisas que recibe el país por la venta de petróleo. Para ello, tendrían que acabarse las reservas del hidrocarburo.
La investigadora recordó que muchas familias subsisten gracias a los envíos de sus parientes. El hecho de que las remesas hayan destituido a la inversión extranjera directa del lugar que ocupaba, debe ser examinado con detenimiento.
“Cierto que tal vez este año la recepción de remesas por parte de México cierre en alrededor de 17 mil millones de dólares, pero, ¿entre cuántos millones de personas son repartidos?”
En promedio un migrante manda 300 dólares cada mes. No obstante, “el mismo migrante no envía dinero los 12 meses del año”.
Así, una familia compuesta por tres o cuatro personas debe subsistir con esos 300 dólares, o tal vez menos, pues el migrante no siempre remite moneda estadunidense.

Los dólares del norte

Tres mil pesos que cada quincena le manda su marido desde Estados Unidos no son suficientes para “María García”, quien debe sacar adelante a sus dos hijos pequeños –una niña de cinco y un niño de siete–.
“Hago un poco de todo. Vendo productos de belleza, utensilios para cocina… comida, si se puede. Soy además secretaria, aunque ahorita no tengo empleo. Mucha gente piensa que trabajar con los gringos es garantía de riqueza, pero no es cierto, por lo menos en mi caso. Los dólares son de gran alivio, pero no es el único ingreso familiar”.
La historia de la familia de “María García”, quien no quiso proporcionar su verdadero nombre, es la de muchos mexicanos que tuvieron que alejarse para buscar mejores horizontes en la vecina nación del norte. Su esposo, arquitecto, fue despedido de la empresa donde trabajaba. Como no encontró un puesto bien remunerado y acorde con su profesión, decidió manejar un taxi, hasta que un día dos mujeres lo asaltaron, lo encajuelaron y abandonaron el carro en la periferia de la ciudad.
“Para él eso fue como una advertencia. Decidió dejar el taxi, pero la economía no marchaba bien en casa. Un primo lo convenció de que se fuera al norte. Primero trabajó como pizcador en los campos de California, después unos amigos mexicanos lo contrataron como mesero en un restaurante.
“Hace tres años que mi marido se fue a Estados Unidos, cuando los niños tenían cuatro y dos años. Ellos solo ven a su padre una vez al año, pero ¿de qué otra queda para una familia compuesta por cuatro personas? Hay que sobrevivir en un país difícil, donde la economía siempre va mal y no hay empleos bien pagados para sus hijos. No hay de otra”.

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