Despedido por tener VIH

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La confidencialidad de las informaciones médicas, la seguridad del empleo y el acceso al tratamiento, son los tres principios básicos a respetar por parte de los empleadores frente a casos de trabajadores que son portadores del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Así lo acordó la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su intento porque los gobiernos, sindicatos y patrones apliquen esta nueva norma contra la discriminación de los trabajadores portadores del VIH.
Señala que debe acabarse con la estigmatización y discriminación de los empleados infectados y que no debe exigirse la presentación de diagnósticos relativos al VIH a los candidatos a un puesto, ni a los que ya están empleados. Asimismo, se considera que una infección por el VIH no constituye una causa justificada de despido.
La misma instancia informa que la mayoría de los 33,2 millones de personas que viven con sida en el mundo trabajan y están en sus años más productivos.
El titular de la Secretaría del Trabajo en el Estado, Ernesto Espinosa Guarro, calificó como buena esta nueva disposición. “Tendrá que conducirnos a tener mayor cuidado y realizar acciones preventivas en los centros de trabajo para ofrecer un desarrollo normal y trabajos adecuados a quienes padecen esta enfermedad que en principio no es incapacitante”.
Esta norma, dijo, tendrá que incluirse en las políticas nacionales, de manera que vaya permeando en los centros de trabajo para conseguir “el respeto a la persona, el respeto a su intimidad, y su discreción en cuanto a su enfermedad. Mucho estará encaminado al trabajo de capacitación y de concientización”.
Espinosa Guarro, afirmó desconocer qué tan grave es el problema en la entidad, ya que ni la procuraduría ni la Junta de Conciliación y Arbitraje reporta nada en ese sentido, “no tenemos quejas específicas y francamente no tengo conocimiento de personas que hayan sufrido un hecho discriminatorio con su enfermedad”, concluyó.
Solicitud rechazada
Es una realidad que en Jalisco existe la discriminación laboral por parte de algunas empresas hacia este sector de la población, como lo explica el doctor Jaime Andrade Villanueva, investigador de la División de Disciplinas Clínicas del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), y Jefe de la Unidad de VIH del Hospital Civil de Guadalajara.
“Nosotros [en el Hospital Civil], tenemos personas que se lo detectaron al aplicarles la prueba de anticuerpos para acceder a un trabajo. Luego les dicen ‘tu prueba es positiva’ y ya no los contratan, y por supuesto que no les dicen que esa no es la causa, sino que les explican que se presentaron mejores opciones, aunque en el fondo se sabe que es por eso”.
El problema, explica el especialista, es que ante una noticia de estas el infectado ya no reclama ni exige sus derechos, “el impacto es tan grande que no se preocupa por ver por qué no lo contrataron, se preocupa por la enfermedad”.
Un ejemplo de lo dicho por el investigador, es que durante todo 2009, la Comisión Estatal de Derechos Humanos apenas recibió una queja por este motivo.
En tanto, la Junta Local de Conciliación y Arbitraje ni siquiera los contabiliza; carecen de estadísticas respecto a quejas por este concepto, toda vez que no se incluye esta clasificación en los esquemas de control que manejan. En sus relaciones, estos casos entran como “despido laboral” y se van en el mismo paquete en que se integran bajas por embarazo, entre otras.
Otra razón de peso por la cual los portadores evitan presentar sus inconformidades, es por el temor a ser rechazados en sus centros de trabajo y por la sociedad. Los portadores optan por mantener el secreto.
Es cierto que ahora existe mayor información acerca de la enfermedad, sin embargo también es verdad que mucha gente mantiene falsas creencias acerca del VIH, confirma Andrade Villarruel, “todavía hay quien piensa que estas personas les representan un peligro y que los pueden contagiar, no saben que es una enfermedad absolutamente controlable”.
Los tratamientos antirretrovirales permiten incrementar en un 45 por ciento la supervivencia de personas que viven con VIH o SIDA. Un paciente bien medicado puede trabajar, hacer deporte, ser productivo y creativo sin limitaciones. “¿Tú podrías convivir con una persona que vive con VIH?, es la pregunta que se hace en algunas encuestas, y la mayoría de la gente responde que ‘sí’, explicó el investigador, pero cuando los tienen como compañeros dicen siempre ‘no’”.
El mentir al respecto impide que existan estudios metodológicos confiables para conocer el comportamiento de la gente ante un compañero con VIH.
No obstante, se tiene el resultado de la Primera Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (CONAPRED-SEDESOL): refiere que sólo el 0.2 por ciento de los encuestados escogería a personas con VIH/SIDA como primera opción para colocarlos en un trabajo; mientras que a la pregunta sobre a quién jamás contratarían, el 18.4 por ciento respondió que a las personas que viven con VIH/SIDA.

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