Denuncian confusión en resoluciones de la SCJN

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Con una postura diametralmente opuesta a la de otros especialistas que han calificado algunas resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) como vanguardistas y ejemplares, el doctor José Barragán Barragán considera que algunas de éstas han causado confusión en materia constitucional y de derechos humanos. Así lo plasma en su libro La Suprema Corte ante la reforma de derechos humanos, que escribió en mancuerna con el doctor Armando Enrique Cruz Covarrubias, editado por el Senado de la República.

“La Corte no es un tribunal constitucional, sino un tribunal como cualquier otro, y está obligado a respetar la Constitución como cualquier otro juez, o como cualquier mexicano”, señaló al cuestionar que los ministros emitan criterios que terminan por modificar el sentido de la norma.

Barragán Barragán, quien presentó esta obra en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, cree que la Corte ha sido complaciente con el Poder Ejecutivo, pues aunque en todos los juicios que resuelve especifican a las autoridades acusadas de violar la Constitución, con nombre y apellido, no hay sanciones.

“Si determinan que hubo violación a la Constitución y los derechos humanos, se viola lo más sagrado. Entonces, ¿por qué nunca, en 120 años, ha habido juicio de responsabilidad, no ha habido un pronunciamiento (directo)? Nunca, a pesar de que ha habido casos de tortura y graves violaciones”.

Barragán Barragán, doctor en Derecho por la Universidad de Valencia, España, es profesor adscrito al Instituto de Investigaciones de Innovación y Gobernanza de la Universidad de Guadalajara y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III.

En febrero de 2017 recibió un reconocimiento por parte de la Comisión de la Reforma del Estado del Senado de la República por sus aportaciones a la ciencia jurídica. El libro, dijo, es producto de dos años de trabajo.

Contradicciones en la praxis
En entrevista, criticó que los ministros trabajen cien asuntos por semana en las dos sesiones de las salas, por lo cual, según su estimación, cada uno de ellos firma resoluciones de ochenta casos que no conoció. “He ido muchas veces a la Corte y conozco el trabajo que hacen. Los investigadores debemos acudir al lugar de los hechos”.

Recalcó que la obra es un planteamiento crítico de la interpretación que algunos ministros han realizado de la reforma en materia de derechos humanos, del 10 junio de 2011, tomando como caso de estudio resoluciones de la Corte.

“Son criterios que la Corte llama paradigmáticos, pero en el fondo son criterios equivocados. Son falsos. De tal manera que la propia Corte ha creado confusión. En el libro comparamos las resoluciones, como en un espejo, con la teoría histórica de los derechos que se han aprobado en el constitucionalismo mexicano y comparándolo con la teoría clásica de autores extranjeros para demostrar los errores”.

Detalló que la Corte ha incurrido en despropósitos, como declarar que no existen derechos absolutos. “El derecho a la vida, por ejemplo, desde luego que es absoluto. Hay derechos como la integridad física y moral, que también son absolutos. Así lo ha declarado la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos, y se deben respetar siempre. No hay lugar a que se pueda molestar, torturar o dañar la integridad física y moral”.

Como ejemplo de las confusiones generadas por la SJCN, mencionó el caso de los criterios emitidos en materia de matrimonio igualitario. En su obra expone que a las parejas heterosexuales se les debe garantizar el uso del nombre de matrimonio en términos exclusivos y excluyentes. Sin embargo, la realidad social de las parejas homosexuales debe ser atendida, buscando una nueva figura jurídica adecuada que regule estas uniones, pero sin llamarse matrimonio, desde su punto de vista.

“Que se cree una legislación muy favorable a todos los grupos humanos que se quieran caracterizar por sus relaciones sexuales. Pero no le toca al derecho y menos a la Corte decir si el matrimonio tiene como fin la procreación o no. Porque eso lo decide la pareja sin intervención del Estado ni de nadie. Es una decisión muy personal para que cada pareja disponga de sus cuerpos sin que nadie se meta a querer prohibir o regular esa relación que es muy hermosa y que se debe respetar”.

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