De lluvias y chubascos

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    Es sorprendente que a pesar de que ya sepamos o tengamos contempladas ciertas cosas que van a suceder, cuando ocurren siempre nos caen como si fuera una total sorpresa, y me refiero específicamente a los días o las temporadas en las que suele considerarse como “de lluvias”. Siempre que Guadalajara se ve regada por las lluvias del verano, es lo mismo que ocurre entre peatones, automovilistas y todo aquel habitante que vive en la Zona Metropolitana de Guadalajara, todo se vuelve un caos.
    Realmente es de total admiración cómo el tráfico se vuelve desmedido, y las calles parecieran desiertas ante, muchas veces, cualquier chubasco que baña las veredas, dicha actitud se ve respaldada hasta en las costumbres coloquiales enfundadas en declaraciones como “ahorita apenas para estar encerrado en mi cuarto o acurrucado en mi cama”, por tal motivo nunca se prevé nada.
    Esta forma de revuelta y admiración tan característica es tan notable en los ciudadanos de pie, que los políticos la usan de bandera para mostrar su lado “populacho” en estos tiempos, gracias a su rápida acción, con el apoyo a todos los pueblos o ciudades golpeadas por estragos de huracanes, lluvias, etcétera, y se muestra cuando el estado aparece como defensor y protector absoluto de la población, al mandar al ejército y reunir despensas para ayudar a los golpeados por los fenómenos naturales.
    Ante todo esto, envío sólo una pregunta que sirva de reflexión, con todo este caos que sabemos que se desata con lluvias y huracanes, ¿No conocen los políticos o las personas las formas de prevención?, digo, porque todos los años hay lluvias y todos los años hay huracanes.

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