De Rochester a Guadalajara

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No se culpe a nadie es una ópera que tiene como tema central la exploración de la llamada hoja en blanco. Aquel momento donde el artista o escritor busca ideas y cuando las tiene enfrenta el reto de qué hacer con ellas. Son una serie de escenas que metafóricamente describen este tipo de conflicto que todos los artistas enfrentan. Para contar la historia no existe una estructura lineal, en el sentido de que no tiene una trama de la manera tradicional, en la que los personajes son introducidos paulatinamente, interactúan, llegan a un clímax y a un final.

Carlos Sánchez Gutiérrez, uno de los compositores de la música, quien estudió en la Universidad de Guadalajara la carrera de Instructor de Música y también en el Peabody Conservatory of Music, en las Universidades de Yale y de Princenton, explica que el espectáculo está dividido en escenas. Cada una es un universo visual y emocional distinto. Bien podría uno darles otro orden y la esencia no sería perturbada, porque lo que interesa es mostrar al arte como un proceso más que como un producto. 

El personaje principal es interpretado por el soprano Tony Arnold, quien es el escritor o el autor; además, el tenor Nicholas Huff y el barítono Isaac Assor caracterizan  a las ideas, y también representan parte de las mismas los títeres de la compañía La Coperacha.

Hay una escena en la segunda parte sobre el nacimiento de un niño, su vida y su muerte en siete minutos, ocasionada por los constantes regaños y censuras de sus padres, quienes provocan que se convierta en polvo. Es una metáfora  para representar al arte como hijo de la sociedad y cómo se va reduciendo a la nada por la censura.

En el espectáculo participan diez músicos de la orquesta Eastman BroadBand Ensemble, bajo la dirección musical de Tim Weiss; de la compañía PUSH Physical Theatre, de Nueva York, participan los actores Avi Pryntz-Nadworny, Katherine Marino y Jonathan Lowery, bajo la dirección artística de Darren y Heather Stevenson; de La Coperacha participan tres actores (Elisbeida Suárez, Alejandro Herrera y Nicolás Pallares) bajo la dirección artística de Antonio Camacho y Olga Gámez.

El proceso de creación fue colectivo, en base a unas viñetas de Jis, el monero tapatío, sobre la hoja en blanco. “Los creadores que vivíamos en Rochester, Nueva York, nos juntamos semanalmente en mi casa por cuatro horas, para intercambiar puntos de vista y dar claridad a las ideas. En ocasiones con base a un poema que yo leía, Darren hacía en una pequeña coreografía, y ésta a su vez me inspiraba para el tratamiento musical, y así era montada una escena”, cuenta Sánchez Gutiérrez, quien junto con Ricardo Zohn Muldoon compusieron la música.

La ópera también está basada en textos de los poetas Raúl Aceves, Oliverio Girondo, Dante Alighieri, Roberto Juarroz y la novelista Kristell Thornell.

El equipo de creadores de Nueva York y la Compañía La Coperacha compartían sus ideas a través de internet y de skype, y luego en dos reuniones, una en Guadalajara y otra en Nueva York. La mayor parte de los textos en que se basa la obra están escritos en español y hay otros en inglés, ya que la colaboración es binacional.

El equipo comenzó a trabajar en el proyecto No se culpe a nadie en mayo de 2015 y finalizaron la tercera semana de octubre de 2016. El estreno a nivel mundial será en Kodak Hall, el teatro principal de Rochester, Nueva York. Habrá una sola presentación el 16 de noviembre.

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