Día a día podemos ver cómo nuestro planeta pierde especies animales y vegetales. En los últimos años se ha detectado un aumento alarmante en estas cifras. Sin lugar a dudas, el ser humano y sus actividades industriales e individuales son la causa de que nuestro planeta muera poco a poco, ya sea por los daños o trastornos climatológicos.
Mi recomendación es que veamos al planeta como a un ser viviente que nace, vive, siente, crece y puede morir si no se le cuida… Si nuestro planeta muere, nosotros morimos con él. Si no tomamos cartas en el asunto, el día de mañana no podríamos disfrutar de todos los paisajes espectaculares que la naturaleza nos regala. En cambio, tendríamos un cielo contaminado por humo y lluvias ácidas, nuestros hijos y nietos no tendrían la oportunidad de conocer al oso panda ni al oso polar en su hábitat o en los zoológicos, sólo podrían ver su imagen en libros.
En vez de vivir en paz en nuestras casas y ciudades, éstas estarían en continuo peligro de ser destruidas por la naturaleza. Las playas en vez de tener arenas blancas y agua turquesa, tendrían tierra aceitosa y agua negra.
Si cada uno de nosotros abordamos este problema con pequeñas contribuciones, podremos ser un factor determinante para la recuperación de nuestro planeta. No es tan difícil salvar al planeta si todos nos esforzamos y cambiamos un poco nuestro estilo de vida.
