Cuando el dolor resulta insoportable

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Danielita está tendida en una de las camas del Hospital Civil “Juan I. Menchaca”. Impávida, sin moverse, con los ojos bien abiertos, pero con la mirada perdida que ya no presta atención ni a su programa favorito: El chavo del ocho, resalta su piel ceniza y su cabeza rapada entre las blanquísimas sábanas.
La boca hinchada de la niña muestra las penurias que vivió la noche anterior, cuando por las convulsiones y los fuertes dolores de cabeza se mordió los labios y la lengua. Y es que “las medicinas ya no le hacen efecto”, explican Alfonso Ortiz y Rosalinda García, sus jóvenes padres que la asisten todos los días al pie de una de las 34 camas de la Unidad de oncohematología pediátrica, y cuyos rostros revelan los días de preocupación y las largas noches sin dormir.
Después de año y medio de haberle descubierto un tumor en la cabeza, que le producía mareos continuos y cefaleas intensas, “ya nos deshicimos de todo lo que había de valor en la casa. Teníamos animalitos, los vendimos. Acabamos con todo”, explican los originarios del municipio de La Barca, Jalisco, quienes desde que un médico del hospital civil viejo le diagnosticó el mal a su hija han gastado todo lo ahorrado en sus incipientes años de matrimonio.
Resulta difícil interrogar a los padres de la niña en estas circunstancias, sobre todo cuando saben que la pequeña de tan solo siete años ya no tiene remedio y solo esperan lo peor, luego de meses de luchar contra el mal.
“Los doctores ya no nos dan esperanzas. La niña ya casi no habla, nomás está dormidita. Nosotros ya nomás estamos aquí para que no sufra más. Los dolores son fuertes y no queremos que le duela más”.
–¿Qué medicinas le dan?
–Le dan Tradol para el dolor, Vomitol o Diasepán para las convulsiones y otros medicamentos para desinflamar y quitarle el malestar. Todo el fin de semana pasado tuvo el dolor de cabeza bien fuerte y estuvo convulsionándose. Se mordía la lengua y se sangraba. Hasta a nosotros mismos ya nos desconoce: le metíamos el dedo a la boca y nos lo mordió.
El Diasepán que le dan para dormir “ya tampoco le hace nada. Se lo administran hasta el doble de lo permitido. Los mismos doctores reconocen que ya rebasaron el límite, pero no hay de otra, porque imagínese ver a la niña sufriendo como está y no darle nada.
“Ya nos dijeron que la niña no tiene lucha. Ya nomás esperamos el momento que Dios la quiera recoger.
De vez en cuando reciben ayuda de un amigo, de un familiar, aunque en la práctica los esposos Ortiz están solos. Hasta en la comida han debido limitarse y reducir casi hasta el extremo sus gastos y las salidas de él para visitar a su hijo de tan solo cinco años de edad y buscar recursos. A veces reciben de la trabajadora social un pase para comer en el mismo hospital; otras, los voluntarios les llevan un yogurt, unas gelatinas, unas galletas.
Explican que el papá de Alfonso Ortiz padeció leucemia, una larga enfermedad que culminó con la muerte hace dos años. “No habíamos salido de una cuando ya habíamos entrado a otra”.

Día mundial del enfermo terminal
Daniela es uno de los 270 pacientes en estado terminal que cada año atienden los hospitales civiles de Guadalajara. Cerca del 40 por ciento viene de otros municipios o estados.
Con un equipo compuesto por nutriólogos, enfermeros, psicólogos y voluntarios, la Unidad de cuidados paliativos y clínica del dolor, a cargo del médico Gustavo Antonio Montejo Rosas, intenta sortear los difíciles momentos que viven el paciente y sus familiares una vez que la persona ha sido evaluada clínicamente como “sin remedio”.
Con 52 mil defunciones al año en México y cuatro mil 500 en Jalisco, el cáncer es hoy la segunda causa de muerte en el país. Solo un tercio de los enfermos pueden ser curados. “El 98 por ciento de nuestros pacientes terminales sufre algún tipo de cáncer. El resto es por otras causas, como sida o insuficiencias orgánicas”.
Montejo Rosas explica que en el marco del Día mundial de los cuidados paliativos, celebrado el 8 de octubre, organizaron la cena show “Risas y romanticismo” con la participación gratuita de Teo González, Freddy Marcos y Manuel Ascanio. En el evento recabaron alrededor de 250 mil pesos, los cuales se destinarán al pago de medicamentos para 570 días de tratamiento en beneficio de unos 12 enfermos terminales.
“Nuestro país está bastante rezagado en comparación con otros. Por ejemplo, la provincia de Cataluña –en España–, que tiene seis millones de habitantes (casi los mismos que Jalisco), cuenta con 50 unidades semihospitalarias, 52 equipos de cuidados domiciliarios, 20 equipos de soporte en hospitales agudos y 523 camas para pacientes en paliación. En Jalisco solo hay ocho equipos, de los cuales cuatro son privados. Además solo hay ocho camas privadas”.
México no está preparado para atender este tipo de pacientes. “No hay cultura para la muerte”. Por este motivo desde 1992 instalaron la unidad, que ha dedicado sus esfuerzos a controlar los síntomas de los pacientes terminales.
“Es por eso que la comunidad internacional ha constituido este día, cuyo principal objetivo es dar a conocer las necesidades de los enfermos incurables y sus familiares, recaudar fondos para los programas y reclutar voluntarios que decidan venir a ofrecer su ayuda, que siempre será bien recibida”.

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