Crean mapas de las regiones donde se forman las estrellas

    617

    La tecnología para hacer viajes espaciales a velocidades cercanas a la de la luz, de ser una realidad no bastaría para que éstos fueran posibles, pues sería también necesario conocer la distribución de las estrellas, así como su distancia. Enfocados en ese objetivo, trabajan científicos de diferentes instituciones, tanto de Europa como de Estados Unidos y América Latina.

    Por parte de la Universidad de Guadalajara, dos académicos están involucrados en este proyecto: Rosa Martha Torres López, del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), y Ramiro Franco Hernández, coordinador de Física, del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI).

    Los académicos de la UdeG están enfocados a conocer la distancia de estrellas jóvenes, factor importante para deducir sus propiedades, es decir, brillo, masa y edad. “Una región del cielo contiene estrellas que en apariencia se ven juntas, pero en realidad no sabemos, a simple vista, cuál está más cerca o más lejos. Es importante conocer la distancia para conocer la profundidad de la región del cielo donde están ubicadas”, explicó Torres López.

    Uno de los logros de los investigadores es la creación del mapa tridimensional de las regiones donde se forman las estrellas. Por ejemplo, de la región de Orión y de Tauro, lo que no se había hecho antes. “Estamos determinando la estructura de nuestro universo local, de la vecindad solar, lo que es muy importante, porque si nosotros conocemos la estructura alrededor del sol podemos saber lo que sucede en otras zonas de la galaxia”.

    Para lograr tal fin, los investigadores utilizan ondas de radio. Las estrellas jóvenes las emiten de forma natural y pueden ser detectadas con un radiotelescopio compuesto por 10 antenas, distribuidas en Estados Unidos. Algunas están ubicadas en Nuevo México, Hawaii, California, Washington, Texas, Islas Vírgenes del Caribe y Arizona.

    Estas antenas, construidas a mediados de los años ochenta, tienen cada una 25 metros de diámetro, pesan 218 toneladas, con una altura de un edificio de 10 pisos.

    “Tienen la ventaja de que si uno observa con todas las antenas un objeto al mismo tiempo, y luego junta la señal de cada una, es como si tuviera un telescopio del tamaño del espacio que ocupan todas. Entonces uno tiene mucha resolución en sus observaciones. Las estrellas jóvenes están llenas de polvo y de gas, entonces no se puede hacer la investigación con telescopios normales, porque se ven borrosas, pero con ondas de radio el polvo es invisible”, explicó la académica universitaria.

    Con esas ondas de radio puede ser detectada la magnetósfera de las estrellas, es decir, el campo magnético, que cuando son jóvenes es muy fuerte. La radiación emitida por estos campos magnéticos permite detectar las estrellas jóvenes con precisión y así calcular su distancia.

    “En un periodo de año y medio hacemos seis observaciones de cada estrella. Es decir, cada tres meses, para determinar cómo va cambiando la posición, lo que ayuda a calcular la distancia con cálculos trigonométricos”.

    Explicó que así como los planetas se mueven alrededor de las estrellas, las estrellas lo hacen alrededor de nuestra galaxia, y que además, en algunos casos, hay estrellas dobles que cuando se acercan entre sí aumentan su brillo y cuando se alejan disminuye. Esto último es un claro ejemplo de que al estudiar las distancias se puede encontrar material extra para hacer más investigación.

    En el caso de las estrellas jóvenes, éstas forman un disco alrededor del cual se van a conformar planetas.

    Detalló que las estrellas se forman gracias a una nube de gas y polvo que empieza a girar hasta generar un disco, que por atracción gravitacional junta material en el centro hasta formar el cuerpo celeste.

    Los investigadores han observado alrededor de 200 estrellas en cerca de 10 años. El proyecto tuvo como antecedentes una investigación realizada por la doctora Torres con motivo de su tesis doctoral en el área de Astronomía, en la UNAM. Ella se enfocó en seis estrellas y comprobó que este método podía utilizarse con el telescopio VLBA (Very Large Baseline Array o Arreglo de Muy Larga Línea de Base), de ahí su interés por participar en una investigación más amplia.

    Los datos captados por el telescopio con sus antenas son enviados por medio de internet a la investigadora para que ella haga las interpretaciones de la información.

    El equipo de investigación está conformado por científicos del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); del Observatorio de Radioastronomía Nacional de Estados Unidos (NRAO), el Tecnológico de California, las Universidades de Texas y Michigan, y  el Instituto Max Planck, de Alemania, entre otros.

    Artículo anteriorBrave Enough tour
    Artículo siguienteAcuerdo que establece las Bases para el Programa de fortalecimiento de invenciones en la Universidad de Guadalajara, 2017-2018.