En los últimos 50 años la obesidad no se ha combatido y va en aumento, además de que las políticas nacionales se han centrado en manejar la problemática con dieta y actividad física. El problema radica en que una gran parte de la población no le gusta hacer ejercicio y la dieta se limita a lo que tienen disponible, lo que hace más complicada la situación.
Ante este panorama, el director del Centro de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición (CICAN) del Centro Universitario del Sur (CUSur), Antonio López Espinoza, explicó que es en la educación donde se tiene la respuesta para controlar la obesidad.
Es por ello que un grupo multidisciplinario del CICAN, integrado por psicólogos biólogos, fisiólogos, nutriólogos, médicos, antropólogos en conjunto con investigadores nacionales e internacionales diseñaron un nuevo proyecto conceptual denominado QC7G, modelo de alimentación y nutrición basado en enseñar a los niños de primaria qué deben comer, cuándo, cómo y cuánto.
“En contraparte deben aprender cómo gastar esa energía y vamos a enseñarles a los niños que ellos son los responsables de regular la cantidad de energía que ingresa a su cuerpo y cómo debe salir en forma de actividad y juego”.
Refirió que en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, existe un agregado en el artículo tercero donde señala que la educación en alimentación y nutrición es una materia importante para la formación, por lo que se dieron a la tarea de levantar un censo en Ciudad Guzmán en toda las escuelas primarias públicas y privadas.
“El resultado fue que no existe ningún programa establecido, sistemático, permanente, impartido por gente capacitada para enseñar este tema y lo único que se reporta en algunas escuelas es que van los nutriólogos solamente a enseñar algunas cosas, pero un programa debe ser completo”.
Con este diagnóstico, el siguiente paso es implementar el programa de intervención en escuelas piloto, mismo que aplicarán por tres o cuatro años para demostrar que con un programa adecuado se puede revertir y limitar la obesidad en un municipio como Ciudad Guzmán.
“En el CICAN existe una gama de líneas de investigación y hemos emprendido un gran esfuerzo para echar andar este modelo y estamos diseñando todos los programas de intervención para lograr incorporarlos y llegar a las escuelas primarias y cambiar la perspectiva en los niños, para que aprendan y ejecuten conductas que les permitan alimentarse de manera adecuada”.
López Espinoza precisó que todas las aportaciones del CICAN han logrado que la próxima Ley de salud del estado se designen a la educación en alimentación y nutrición como una asignatura obligatoria en todos los niveles, y que para las personas que no están en una escuela existan programas para que reciban educación en alimentación y nutrición.
“Muchos de los problemas se deben a que la gente no sabe qué y cómo comer. Estamos sometidos a la influencia de mecanismos de publicidad tan severos que obliga a muchas madres a darles refresco en lugar de leche a sus hijos y eso es algo muy peligroso, necesitamos educar a la población”.
Puntualizó que a esto se suman las condiciones sociales complicadas, donde las casas cada vez son más reducidas, las calles ya no son tan seguras por lo que es necesario enseñar a la comunidad que recae en ellas mantener su estado de bienestar.
“Otro reto al que nos enfrentamos es vincular la alimentación con la sustentabilidad y empezar a ver los mecanismos a través de los cuales se puedan producir alimentos sanos, saludables y de bajo impacto a la ecología”, concluyó.
El CICAN tiene como propósito promover y efectuar investigación multidisciplinaria del comportamiento alimentario, relacionando la investigación básica en psicología con la investigación desarrollada en antropología, nutrición, genética, fisiología, bioquímica e inmunología.
