Carlos Ann

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“Todo hombre merece una segunda oportunidad para nacer”. Esta es una frase que me dijo Carlos Ann la última vez que conversamos cara a cara. El (re)encuentro ocurrió aproximadamente hace casi dos años, aquí, en Guadalajara. Recuerdo que en aquella ocasión le pregunté sobre la dirección musical en la que se encontraba, y acerca de si ya tenía contemplado el título de su próximo álbum.

El músico español me contestó que todavía no tenía nombre para ese disco, pero que sus intenciones estaban centradas en la electrónica: “Es otra manera de entender la música —después de un viaje— y no tiene nada que ver con lo último que hice” (refiriéndose a la placa de El tigre del Congrés).

La frase que me dijo Ann tiene una vinculación, un puente en el tiempo, ahora que finalmente conozco el título de ese álbum: Agatsu (victoria sobre uno mismo), una producción musical que, efectivamente, recorre los caminos de la electrónica, y que se encuentra cobijada por esa condición de batalla entre lo resplandeciente y la oscuridad. Carlos Ann lo deja más claro: considera a Agatsu su primer disco —después de una trayectoria respaldada por importantes trabajos y colaboraciones con compositores como Phil Manzanera, Javier Corcobado, Nacho Vegas, Loquillo, Adanowsky y Bunbury—.“Es un segundo nacimiento, un punto de inflexión, de sentir la vida… una proyección”, dice Carlos Ann, en una conversación que sostenemos vía telefónica desde Barcelona.

La producción de este nuevo material es absolutamente dirigida por el español. Para el cantante se trata de un álbum no convencional, que habla de las cosas invisibles, y eso puede apreciarse en las canciones “Esclavitud animal”, “Mundo holográfico”, “Paz y hogar”, “Varias vidas” y “Va a entrar”, de este último corte recientemente se estrenó un video clip, en el sitio web de Radiotelevisión Española (RTVE). Ann me comenta que Agatsu es un trabajo que está al servicio del poema, de la canción —aunque esto no signifique básicamente una novedad, ya que el músico ha demostrado siempre un interés especial en sus letras—. Agatsu abandona la guitarra, para mirar hacia los sonidos sintéticos, algo que fue un distintivo en sus primeras grabaciones. “Necesitaba volver a las raíces, al hábitat natural”, dice Ann, quien no deja escapar la idea de lo inmaterial, y para eso toma como ejemplo su segundo sencillo: “Erótika”, una canción que define como cíclica, que tiene una asociación con los recuerdos y el sol. “Es una experiencia: la fuente inmortal”. 

En Agatsu las composiciones están ligadas a las atmósferas, a las texturas, y al sonido de los sintetizadores y las bases rítmicas. “Me gusta verte bailar”, le otorga ese perfil electrónico, para cruzar por “La alegría es valiente”, una canción más reposada, hasta llegar a “Diciembre”, un corte etéreo de poca duración. “Va a entrar” es el tema que concentra de mejor forma el propósito de este disco, esa conjugación del peso de la letra, dirigiéndose hacia el tema de la muerte, de lo intangible y la exploración de sonidos electrónicos. El álbum puede escucharse a través de plataformas como Spotify, y tendrá distribución digital en América Latina por Casete, una empresa de Camilo Lara y Lynn Fainchtein.     
Esa oportunidad de “volver a nacer”, a la que se refiere el autor de Agatsu, no sólo centraliza su horizonte en la parte musical.

Carlos Ann comenta: “Me he quitado cosas de encima, que no son nuestras. Fue un desprendimiento total”. Agatsu es un álbum que no estaba planeado en su totalidad, que tomó forma en el camino. La muerte del padre de Ann fue determinante en la elaboración del disco. “Fue una situación de no compadecerse uno mismo”, dice con ese tono hondo que lo caracteriza. El músico vuelve a adentrarse en los terrenos de lo invisible: “Fui al estudio de grabación con ganas de aprender. Durante el proceso me sentí acompañado”. Continúa: “Es un disco que me buscó. Parece que las canciones se armaron solas”. Pero, quizás, Carlos Ann no estuvo en solitario en la producción de Agatsu. Él lo explica de esta manera: “Recibes visita, ayuda. Persisten las presencias”.

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