Camino al fin del mundo

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Cormac McCarthy ha sido un hombre muy afortunado estos últimos tiempos. Dos años después de la acertada adaptación de su novela No es país para viejos (No Country for Old Men) por los hermanos Coen en 2007, el escritor estadounidense dejó su novela El último camino (Premio Pulitzer en 2007) entre las manos del director australiano John Hillcoat. Y de esa asociación McCarthy-Hillcoat resultó una auténtica alquimia artística: The Road.
En un Estados Unidos posapocalíptico, seguimos paso a paso los esfuerzos para sobrevivir de un hombre (Viggo Mortensen) y su hijo (Kodi Smit-McPhee). Sus principales preocupaciones: encontrar comida y llegar al sur antes de que arribe el invierno. No sabemos mucho de ellos, ni siquiera sus nombres, pero no importa. Ellos son y siempre serán los “buenos” (the good guys), o sea los que no se comen a los demás, y eso es lo importante.
El mundo que conocemos, con sus normas y su moralidad, se ha convertido en una tierra de devastación, caos y muerte en la cual el amor del padre por su hijo es lo único que les ha mantenido vivos. En ese mundo creado por el escritor estadounidense, se pisa el dinero como tierra batida y una lata de Coca-Cola es el último recuerdo de una sociedad de consumo ya muerta.
El dúo padre-hijo caracterizado por Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee se impregnó completamente de los personajes imaginados por Cormac McCarthy, logrando crear una relación tan sencilla como profunda, inspirada por la que tiene el autor con su propio hijo.
Con esa película, John Hillcoat logró llevar a la pantalla la oscuridad emanante de la pluma de McCarthy. El último camino es miedo y esperanza, horror y belleza: es nuestra historia a todos, llevada en el último extremo.
La cinta se podrá disfrutar nuevamente en el Cineforo dentro del ciclo “Lo mejor del primer semestre de 2010”, los días 16 y 17 de julio.

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