Calidad educativa uno de los retos de 2017

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Al parecer este año no comienza con buenos pronósticos sobre todo en el tema energético, ya que aún no terminaba el 2016 y ya nos estaban mostrando lo que nos depararía el 2017. Ante los incrementos anuales en los precios de productos y servicios, la tolerancia social se termina.

El año pasado concluyó con importantes retos, entre ellos los que tienen que ver con el tema educativo. Por un lado, el nuevo modelo propuesto busca ser más incluyente y equitativo, pero no deja del todo claro si está tomando en cuenta la diversidad de contextos (multigrado, indígena, telesecundaria, telebachillerato, etc.). Una de las preocupaciones es que se implementará en el ciclo escolar 2018-2019, año en que concluye este sexenio, por lo que el grado de incertidumbre sobre la continuación de su aplicación es elevado.

Por otro lado, la evaluación docente ha dado mucho de qué hablar y continúa a pesar de algunos problemas que no se han logrado erradicar, como la falta de transparencia en la asignación de plazas y las continuas protestas de profesores en algunos estados del país que se oponen a ser evaluados y que buscan, entre otras peticiones, derogar la reforma, en consecuencia de lo cual se ha dejado sin clase a miles de niños durante largos periodos.

En el año que recién terminó se publicaron los resultados de la evaluación PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) 2015, que es la única a nivel internacional que muestra un panorama de México en el mundo. Los resultados del desempeño de los estudiantes en esta evaluación seguramente ya a nadie sorprende, pero sí decepcionan: los jóvenes de nuestro país se ubican en los últimos lugares en español, matemáticas y ciencias de todos los países miembros de las OCDE, actualmente 35 en total. Los alumnos mexicanos no han aprobado un solo examen, los puntajes obtenidos distan mucho de la media de la OCDE, que es de 500 puntos.

Los resultados muestran que los jóvenes de preparatoria tienen un desempeño menor de 4.5 años en comparación con aquellos estudiantes de los países que sacaron mejor puntuación; es decir, los jóvenes de primero de preparatoria tienen el mismo desempeño que los niños de quinto y sexto de primaria de los países con mejores resultados.

Tras los grandes esfuerzos de las evaluaciones nacionales como ENLACE y PLANEA, y la obligatoriedad del bachillerato en todo el país y las reformas curriculares por competencias de la educación básica, primaria y secundaria, y media superior (RIES, RIEB, RIEMS), no han cambiado la calidad del sistema educativo de México. Los representantes del sector señalan que hay que tener paciencia para ver resultados, pero ¿qué garantiza que con el paso de las administraciones se conserven e incrementen los pocos esfuerzos realizados hasta ahora y mejore el desempeño de los estudiantes?

En este 2017 nos enfrentamos al reto no resuelto de la baja calidad de la educación y en este sentido las evaluaciones de docentes y de alumnos son un instrumento esencial que nos ayudan a detectar fortalezas y atender las debilidades en el sistema educativo. Pero se deben tomar en cuenta los resultados de esas evaluaciones para poder corregir lo que está mal y cambiar aspectos del modelo educativo que no encajan, es necesario por lo tanto el apoyo de todos, instituciones, profesores, padres de familia, alumnos y, por supuesto, del gobierno, para que el modelo tenga continuidad y en general la reforma obtenga buenos resultados y puedan verse avances sustanciales en la materia.

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