Calidad de vida urbana en Latinoamérica y el Caribe

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Vivimos en un contexto que se caracteriza por el rápido y desordenado crecimiento en las poblaciones urbanas, las cuales tienen un importante número de problemas que influyen de manera significativa en la calidad de vida de los habitantes.

Para conocer a detalle cuáles son las prioridades o temáticas que los ciudadanos creen que deben ser atendidas con mayor urgencia, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó el resultado de 30 encuestas de opinión pública llevadas a cabo entre 2011 y 2014 en distintas ciudades intermedias y megaciudades de América Latina y el Caribe, fruto de la implementación de la Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES). Esta iniciativa es un programa de asistencia técnica cuya finalidad es apoyar a ciudades intermedias de América Latina y el Caribe en la identificación y priorización de proyectos para mejorar su sostenibilidad ambiental, urbana y social.

Una ciudad sostenible es definida como “aquella que ofrece una buena calidad de vida a sus habitantes, minimiza sus impactos sobre el medio natural, preserva sus activos ambientales y físicos, y promueve a través de estos su competitividad”. Los resultados muestran que aunque en la mayoría de ciudades de Latinoamérica y el Caribe se reflejan realidades heterogéneas, principalmente en la provisión de servicios públicos, también hay grandes diferencias, relacionadas en particular al ritmo de vida que llevan los habitantes urbanos.

Sin embargo, los principales problemas en los que coinciden los encuestados son los temas de la seguridad, salud y el transporte, que ocupan los primeros lugares del ranking, tanto en el caso de las ciudades emergentes potencialmente sostenibles, como en las megaciudades. La inseguridad demuestra la lamentable realidad que se vive no sólo en algunas ciudades de México, sino en todo el continente. Y ésta no es el resultado de la imaginación de los ciudadanos, ya que hay evidencia real de que tal percepción es justificada, y “la región ostenta el triste privilegio estadístico de ser la más violenta del planeta, con una tasa de 25 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Por otro lado, los problemas como la inequidad y el empleo son más importantes en las ciudades intermedias, mientras que el cambio climático es el más relevante en las megaciudades. Algunas de las divergencias encontradas tienen que ver con los temas de gobernanza así como los relacionados a los servicios públicos básicos como el agua, saneamiento o manejo de residuos.

La educación en cambio no es un tema prioritario: en las megaciudades se ubica en el lugar 15 del ranking, y en el caso de las ciudades de la iniciativa CES ocupa el puesto 17. “Esta situación demuestra que los ciudadanos latinoamericanos y caribeños no establecen una conexión entre dos dimensiones tan íntimamente ligadas como la seguridad ciudadana y la educación”; pues mientras que la seguridad se encuentra en la cima de las prioridades, la educación se relega a las últimas posiciones, cuando ésta es parte relevante para mejorar los demás problemas.

El panorama que muestra el estudio del BID titulado “Voces emergentes: Percepciones sobre la calidad de vida urbana en América Latina y el Caribe”, además  de proporcionar datos para el debate urbano y señalar los principales problemas que deben ser atendidos por los países en esta región, recalca la importancia de hacer políticas públicas de calidad y no sólo experimentar con respuestas cosméticas que no caminan por un sendero claro. Son necesarias por lo tanto profesionalización y sensatez de los representantes para una conducción clara de los problemas que afectan a la población.

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