Cada ciclo olímpico

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    Si las observamos en base a los éxitos, las participaciones de México históricamente en los Juegos Olímpicos han sido un fracaso. En 1968 resultó el mejor balance para la delegación nacional en toda la historia de sus participaciones olímpicas. Fueron nueve medallas (tres oros, tres platas y tres bronces). Después del 1968 y de Londres 2012, los mejores registros de medallas para México fueron en Los Ángeles 1984 y Sydney 2000, con seis preseas en cada edición. En total, antes de Río 2016, en 21 participaciones en Juegos Olímpicos acumuló 61 medallas, donde 13 han sido de oro, 21 de plata y 27 de bronce. Como referencia, el nadador estadounidense Michael Phelps ha ganado él sólo 22 medallas de oro (27 preseas en total), acumuladas en cuatro ediciones de Juegos Olímpicos (y aspira a una más).

    México se fue sin medalla sólo en sus dos primeros Juegos Olímpicos (París 1924 y Amsterdam 1928); desde entonces siempre ha ganado al menos una presea olímpica. Ahora en Río 2016 fueron cinco (tres platas y dos bronces).

    Los responsables del deporte nacional informaron que no todo fue un fracaso ya que se avanzó en determinadas disciplinas donde nunca se había conseguido nada. Citaron el ejemplo del atletismo donde por primeras ocasión en la historia se gana un hit eliminatorio; unas finales en martillo y una clasificación en salto triple. Tienen razón como también se justifican las ubicaciones en el top ten en varios deportes.

    Sin embargo, el escarnio por la falta de medallas lastima a la sociedad en general. En lo personal tiene que ver con una falta de información rigurosa y profunda sobre las posibilidades de nuestros atletas, y aquí, la responsabilidad es de los medios de comunicación que generalmente envían o contratan improvisados durante la justa olímpica. Cito varios varios ejemplos: Paola Longoria, Iván Sisniega, Yahel Castillo. Todos ellos grandes deportistas pero ignorantes en las ciencias de la comunicación. De la misma forma, las televisoras utilizan a sus figuras representativas de sus noticieros que poco o nada tienen que ver con la información deportiva.

    El tratamiento informativo de la nota política es totalmente distinta. Razón por la cual se cae en la desinformación, en la nota chusca y malintencionada. El deporte  y sus alrededores es un tema para especialistas, es decir, para profesionales que han entregado buena parte de su vida en el desarrollo de la información. Por eso no me extraña que cada año se pida la cabeza del responsable del deporte nacional ante la falta de medallas.

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